El escritor Eduardo Mendoza ganó ayer el Premio Cervantes 2016, el galardón más prestigioso de las letras españolas, por su literatura "llena de sutilezas e ironía", según destaca el jurado del autor barcelonés, reconocido por el gran público y la crítica desde los inicios de su carrera, en 1975. Fue ese año cuando Mendoza (Barcelona, 1943) publicó "La verdad sobre el caso Savolta", una novela, Premio de la Crítica, que inauguró "nueva etapa en la narrativa español" devolviendo al lector "el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta", según el jurado.

Desde entonces, Mendoza suma en su biografía 15 novelas, dos libros de relatos, dos obras de teatro y cuatro ensayos y se ha convertido a sus 73 años en todo un clásico la narrativa española, un clásico moderno con gran éxito entre el público y la crítica. Un éxito que le ha acompañado con obras como "El misterio de la cripta embrujada" (1979), "El laberinto de las aceitunas" (1982) o "La ciudad de los prodigios" (1986), una monumental novela sobre la Barcelona de finales del siglo XIX. A estos libros le seguirían "Sin noticias de Gurb" (1991); "El año del diluvio" (1992); "Una comedia ligera" (1996) o "La aventura del tocador de señoras" (2001).

Cuatro votaciones fueron necesarias para que los miembros del jurado decidieran el nombre del ganador del Cervantes, dotado con 125.000 euros y que cumplió de nuevo la ley "no escrita" del galardón, reparte alternativamente el premio entre Latinoamérica y España, después de que el año pasado recayera en el mexicano Fernando del Paso.

El fallo lo anunció el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, en una rueda de prensa en la que expresó su alegría también como lector y se mostró convencido de que habrá "cantidad de lectores satisfechos". El humor como ingrediente de su literatura y la atracción que ha despertado en capas muy amplias de lectores son algunas de las características que ha destacado el presidente del jurado, Pedro Álvarez de Miranda, que considera que Mendoza mantiene "muy alto" el listón del Cervantes. "En la estela de la mejor tradición cervantina, posee una lengua literaria llena de sutilezas e ironía, algo que el gran público y la crítica siempre supieron reconocer, además de su extraordinaria proyección internacional", destaca el fallo.

El ministro mantuvo una conversación con el escritor, quien le recordó cómo hace años en una entrevista había asegurado que su refrán favorito era "De perdidos al río". A partir de ahora le he dicho que tendrá que ser "Que me quiten lo bailado". Luis Goytisolo dijo sobre él que es "un novelista muy correcto" y al que aprecia personalmente. A Álvaro Pombo le pareció "muy bien" el fallo del jurado y dijo que "es un autor que ha trabajado mucho y tiene una narrativa muy brillante". El escritor Juan Marsé, Premio Cervantes 2008, valoró muy positivamente el galardón porque "se lo merecía desde hace tiempo".