Manuel Gallego Jorreto puso orden en una carrera casi 50 años para esta exposición retrospectiva en la que, "con total libertad", seleccionó las 30 obras -todas ejecutadas y visitables hoy en día- que representan su trabajo como arquitecto y actúan de hilo argumental para provocar miradas diversas sobre la propia arquitectura.
"Preparar esta exposición me hizo ver lo frágil que es la arquitectura, qué fácil se deshace y se cambia", explica Gallego, que comisarió la muestra junto al fotógrafo Pablo G. Picard. "Manuel Gallego. Arquitectura 1969 - 2015" se inaugura este viernes, a las 20:00 horas, en la sede de la Fundación Barrié en Vigo -antes estuvo en A Coruña- y supone un ejercicio didáctico al rededor de las construcciones de este Premio Nacional de Arquitectura en 1997.
Revisitar sus edificaciones provocó que Gallego se diera cuenta de modificaciones realizadas a posteriori sobre ellas. "Vi cambios en mis construcciones que no tenían sentido. Falta educación cultural y cívica y, muchas veces, no se consulta al autor", cuenta.
Gallego se tomó la exposición como un proyecto más, desde la perspectiva de cómo el arquitecto puede explicar sus propias obras. "Es como un proyecto de exposición, quise reflejar al mismo tiempo las obras y las ideas y características que las originaban. Está pensada para apostar por una arquitectura donde las ideas tienen un valor importante. Con la idea de la arquitectura como la creación de un lugar donde viven personas, fijando toda la preocupación en cómo la viven", apunta.
En cada proyecto que se exhibe en la muestra se detalla la idea principal, el germen que llevó a Gallego a realizar toda la construcción, a través de un dibujo original. Además, se explica su contexto en un plano de situación que ilustra el principio del recorrido.
El arquitecto plantea que la exhibición tiene dos lecturas: "Para el que tiene prisa (que lo entiendo muy bien) hay fotos grandes y el contexto de las obras junto a la idea de cada una. Para el que va con calma y quiere entender la arquitectura con más detalle, hay una memoria con planos que le obliga a pararse más en los detalles de cada proyecto. También se pueden ver unas fotos de archivo mías, de todas las épocas, que me parecieron interesantes porque describen el proceso constructivo o los ángulos de los edificios".
Pero Gallego dudó antes de involucrarse en esta retrospectiva. "La arquitectura no se puede explicar exponiéndola, hay que vivirla. Para eso tuve que añadir la sensación del espacio real y lo hice a través de unas fotografías muy grandes en color que son como abrir una ventana y ver la realidad. Son esas imágenes las que me ayudan a contextualizar el propio espacio de la muestra", asegura.