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Steve Vai desgasta su guitarra

El músico estadounidense se ganó al abarrotado Mar de Vigo con una potente actuación

GALERÍA | Así fue el electrizante concierto de Steve Vai en el Mar de Vigo. // Ricardo Grobas

El maestro de la guitarra Steve Vai trasladó anoche al público que llenó el Auditorio Mar de Vigo a los años ochenta con su rock instrumental. Vai, y su impresionante control de las cuerdas, deslumbraron a un público ansioso por escuchar en directo los catorce temas que componen el disco "Passion and Warfare", del que Vai celebra ahora su veinticinco aniversario con esta gira mundial con escala en Reino Unido, Alemania, Francia y Suecia, entre otros países, para la que reservó un concierto en Vigo antes de cruzar el Atlántico para tocar en Estados Unidos.

"Passion and Warfare" es una referencia histórica para el rock instrumental y anoche se volvió a demostrar por qué la balada "For the Love of God" -de seis minutos de duración- es casi un himno para muchos rockeros. Vai compuso este disco entre 1985 y 1989 y para grabarlo consiguió hacer realidad su sueño de tocar con una guitarra de siete cuerdas gracias a la fábrica Ibáñez, cuyo nombre provenía de un conocido luthier valenciano, Salvador Ibáñez, que le construyó la llamada Ibanez Universe UV77MC.

Anoche, salió al escenario y, sin mediar palabra, comenzó a deslizar sus dedos de forma hipnótica por un mástil iluminado en azul y puso al público el pie. Vai estaba predestinado a ser un virtuoso de la guitarra ya que a los doce años su profesor fue Joe Satriani, que entró en un vídeo para acompañar a Vai en una canción, y no fue la única colaboración en una actuación llena de sorpresas. La carrera profesional de Vai comenzó poco después, a los dieciocho años, de la mano de Frank Zappa. Con ya treinta años dedicado a la música ha logrado hacerse un nombre propio en la lista de leyendas vivas del rock. Quince millones de discos vendidos y tres premios Grammy lo avalan.

En su concierto de Vigo, Vai interpretó al completo su emblemático trabajo y sorprendió al público con canciones que no había tocado nunca antes en directo. Su complicidad con el público fue total; regaló púas y posó para las fotos mientras tocaba.

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