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Un viaje a 20 por hora para conocer el día a día de la Cuba actual

El doctor en Historia Xerardo Agrafoxo viajó durante un mes por toda la isla y relata en un libro las dificultades y opiniones de los cubanos

Una de las imágenes del libro, en las calles de La Habana.

Desplazarse en camiones, coches y trenes de otra época, dos mil kilómetros desde Baracoa a Pinar del Río a veinte kilómetros por hora, fue para el historiador gallego Xerardo Agrafoxo la mejor manera de acercarse a los cubanos y poder conocer su verdadera opinión y su vida en el momento actual.

Agrafoxo realizó su primer viaje a Cuba hace treinta años y en noviembre del año 2014 decidió regresar y atravesarla en solitario para conocer los cambios que se habían producido en el país. "Viaxe á última revolución" (Editorial Galaxia) es el resultado de este periplo, un libro en el que ha tratado de "ir más allá de los datos económicos y políticos y hablar de la vida real de los cubanos", apunta el autor.

Esa vida real en la que se sumergió el autor de Noia está "llena de dificultades". Por una parte, el historiador destaca que "si antes la cartilla de racionamiento les llegaba para 30 días, ahora solo llega para 7; la gente se tiene que buscar la vida porque no es suficiente con sus trabajos para el estado, donde cobran unos sueldos bajísimos", destaca.

Agrafoxo pone como ejemplo el caso de un médico, jefe de estomatología de un hospital, que gana unos 50 dólares. "Muchos médicos optan por ir a Venezuela a trabajar, donde cobran unos 200 dólares, y al menos les permite a su vuelta poder construir una casa y comprar un coche, que en Cuba casi nadie tiene uno porque son carísimos", advierte.

El historiador destaca que más de 70.000 técnicos sanitarios cubanos se encuentran en el extranjero "y los cubanos sufren esta carencia, aunque de momento el sistema sigue llegando a toda la población, al igual que la educación: todos los niños están escolarizados y esos son los dos logros más importantes del sistema", opina.

Agrafoxo se sorprendió especialmente al ver las largas colas para recoger los alimentos de la cartilla y también al descubrir "la enorme falta de libertad de expresión que tiene la gente a la hora de contar su opinión sobre cómo funciona el Estado", advierte. "Hace falta mucha paciencia, ir muy poco a poco para que se atrevan a hablar. Para conseguirlo, viajé con ellos, dormí en sus casas -en "casas de renta", que son en las únicas que se permite- y comí en sus restaurantes, cuya oferta cada vez es mayor", describe.

El autor cuenta que el 60% de las familias sobreviven gracias al dinero que les envían sus familiares en el extranjero, sobre todo desde Miami. "Ahora les permiten salir de la isla pero la mayoría no tiene dinero para hacerlo". La pensión de jubilación, por su parte, está entre 7 y 8 dólares al mes.

Otra diferencia que destaca el historiador en su libro es el "gran número de negocios que han abierto en las calles de La Habana. "Poco a poco el país se acerca al capitalismo desde el comunismo pero las libertades sociales siguen muy limitadas", concluye.

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