Ian Anderson apareció ayer en el escenario del Auditorio Mar de Vigo con la "pose de flamenco" y su flauta travesera. El concierto empezó con una puntualidad casi británica, pasaban menos de diez minutos de las nueve y gran parte del público todavía buscaba su asiento escaleras arriba y abajo. Lo que no les impidió empezar a aplaudir solo con entrever su silueta. El músico escocés realizó un exhaustivo repaso por las etapas del ya mítico Jethro Tull en el que no faltaron "Aqualung", "Hunting girl", "Thick as a brick" y "Nothing is easy".

"Good to see you. ¡Hola!". Así se dirigió al público vigués tras los dos primeros temas. A partir de este momento, la historia de cada canción contada de forma muy irónica le sirvió para tomar aire. Anderson revivió ayer a Jethro Tull, o no porque según el músico "nunca se ha disuelto", con una banda formada por Florian Opahle (guitarra), John O'Hara (teclado), David Goodier (bajo) y Scott Hammond (batería). Viéndolo sobre el escenario era difícil creer que ya ha cumplido los sesenta y ocho, se movió por todo el espacio bien con la flauta o bien con la mandolina colgada. Ahora no tiene que preocuparse por el humo del tabaco porque ya no se permite fumar en las actuaciones, pero el escocés es precavido y realizó un pequeño descanso tras casi una hora de actuación para aclarar la garganta.

Para tocar "Thick as a brick", álbum clave en su carrera, Anderson cogió la mandolina y dijo en inglés: "Voy a tocar una pieza rara que escribí en 1972". Un momento que aprovechó para hablar del prog-rock y dejar caer que esa descripción nunca significó mucho para él. Tenía al público ganado antes de empezar y lo deleitó con una versión más corta de este tema conocido por todos los asistentes. Los aplausos, y las palmas durante las canciones, fueron constantes durante toda la actuación.

Una de las piezas que el escocés tocó ayer en Vigo, distinguido con la Orden del Imperio Británico por la Reina Isabel II, fue "Pastime with good company", escrito por el monarca británico Enrique VII a principios del siglo XVI. "En Inglaterra teníamos un rey que le cortaba la cabeza a la gente cuando se aburría", ironizó, "pero eso seguro que ya lo sabíais".

Anderson explicó, antes de interpretar "Fruits of Frankenfield", que el tema se refiere a las "monstruosidades" que se hacen ahora con la comida como las "alteraciones genéticas o la clonación" frente a que en otros lugares del mundo hay gente pasando hambre. Esta canción pertenece a "Jethro Tull: The Rock Opera".

El humor británico tan característico del músico estuvo presente en todas sus intervenciones. Dialogó con el público sin tapujos con una clara voluntad de situarlo antes de cada tema para ir repasando sus más de cuarenta años dedicados a la música al frente de Jethro Tull. Una expresión de rock progresivo que trasladó ayer a muchos vigueses a los años setenta.

En distintas ocasiones del concierto se pudo escuchar cómo le pedían que tocase "Aqualung", cada vez más alto. Así que Anderson y su banda se lo reservaron para el último momento, manteniendo la incertidumbre hasta el final. Esta es una gira de grandes éxitos de la banda y, ciertamente, esta canción no podía faltar.

Imposible no salir ayer del Mar de Vigo tarareando mentalmente las notas que salieron de la flauta "mágica" del músico británico que logró que los asistentes siguieran los ritmos rock y folk desde sus asientos. Ian Anderson mereció una gran ovación por su entrega durante más de dos horas, y la consiguió.