Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Protagonistas del Play-Doc

Keina Espiñeira: "Busco evocar y sentir la inmigración"

"Creé un cine fórum con personas retenidas en el centro de estancia temporal de Ceuta"

Keina Espiñeira.// Tamara de la Fuente

Una de las protagonistas del día en Play-Doc será la gallega Keina Espiñeira (1983), que estrena en España "Tout le monde aime le bord de la mer", debut de la directora con un grupo de inmigrantes que intentan cruzar a España por el estrecho de Gibraltar, en una suerte de limbo geográfico y espiritual en la zona de Ceuta y Melilla. La cinta convenció a la crítica en su reciente estreno internacional en Rotterdam, donde fue finalista para los Premios del Cine Europeo.

-¿Qué supone que su primer trabajo se vea en el Play-Doc de Tui?

-El estreno de esta película en Galicia es para mí algo muy especial. El escenario del Play-Doc es un espacio atractivo y que sigo desde hace tiempo. Estrenar aquí mi primer trabajo es importante ya que me reconozco en su línea de programación. Y me gusta este cruce de geografías que se plantea. El cortometraje está en la sección Galicia, aunque se desarrolló en el norte de África, lo que me obliga a repensar los rasgos que perviven de mi identidad y de mi origen.

-¿Cuál fue su impresión sobre la recepción del público en el certamen de Rotterdam?

-El estreno en Rotterdam fue una experiencia importante porque no solo fue el estreno de mi primera película, si no también mi primer festival como realizadora. Los trabajos con los que" Tout le monde" compartía sección eran experimentales con el lenguaje cinematográfico y transgresores con las estructuras narrativas. La recepción del público fue interesante: los comentarios se centraron en parte en el proceso de construcción del film. Sobre el trabajo colaborativo con los protagonistas, sobre las dificultades encontradas al explorar una realidad política compleja, sobre la existencia del guión y sobre mi relación e implicación en la realidad filmada... Uno de los rasgos más interesantes que destacaron fue la propuesta de una experiencia sensorial cargada de connotaciones políticas.

-¿Ha trabajado con inmigrantes reales?

-Los protagonistas no son actores profesionales. Juegan un papel fílmico desde su experiencia personal real. Podría decir que se interpretan a sí mismos. Me interesaba mucho jugar con el lenguaje y la simbología del realismo mágico africano. Cuando surgió la posibilidad de hacer esta película en la frontera me encontré con el fuerte impacto que tienen los medios de comunicación en la representación de este espacio y especialmente en la representación de las experiencias migrantes. Yo quería huir de eso. La película no se planteó desde una perspectiva informativa, si no desde una posición observacional y de interacción con la realidad, buscando no tanto comprender como evocar y sentir.

-¿Estaba guionizado?

- Hay puesta en escena y hay guión, pero siempre en interacción con la realidad. La filosofía del film era observar, sumergirnos en aquel pequeño territorio y abandonar la posición del voyeur hasta llegar a sentirlo. Pienso que se quebrantan ciertas distancias entre observador y observado.

-Usted es gallega pero ha vivido en Ceuta.

-Llevo años trabajando y estudiando esa frontera que se extiende entre África y Europa: para mí es un terreno conocido y no me sentía reconocida haciendo una película basada en entrevistas, ni tampoco quería abordar las biografías migrantes de los protagonistas. Como parte del proceso de preparación del filme, lo primero que hice fue a crear un cine fórum con personas que se encontraban retenidas en el centro de estancia temporal para inmigrantes de la ciudad de Ceuta. Este proceso no se registra en la película pero fue importante para el rodaje. Los protagonistas eran cómplices y fue una situación inolvidable para una cineasta novel pues el conflicto estalló ese primer día.

-¿Qué mensaje persigue esta obra?

-Quise explorar ese territorio donde ciertas trayectorias humanas quedan espacial y temporalmente suspendidas. Me interesaba retratarlo como un limbo y abordar la sensación de la espera. Desde mi punto de vista, este trabajo más que un retrato de personas es un retrato de un lugar. Encontré el limbo marcado por dos paisajes universales: el bosque y el mar. Y resulta curioso cómo cada lugar propició un tono diferente para el film. Si bien las vistas del mar potencian conversaciones espontáneas sobre el presente, en el bosque nos adentramos en una naturaleza más mitológica, y conectamos con la tradición de las leyendas africanas y del pasado colonial. Muy interesante para retratar la frontera, y para señalar los rasgos presentes del colonialismo.

Compartir el artículo

stats