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El legado musical de Salvado en Australia

La catedrática del país austral Anne Haebich, emparentada con aborígenes, lo divulga en Galicia

La profesora Anne Haebich (3ª dcha.), su yerno John (1º dcha) y otros familiares nativos. // A. H. / J. V.

Anne Haebich, profesora de la Curtin University de Australia, después de cumplir su deseo de visitar Tui, la ciudad natal del padre Rosendo Salvado, se presentó en la conferencia organizada en días pasados por el Consello da Cultura Galega como "parte de una familia Noongar" (una de las tribus aborígenes de Nueva Nursia), con su yerno, John, graduado universitario, descendiente directo de un nativo "Yu". Su abuelo fue alumno de la misión fundada por el padre Salvado.

"Hay muchas razones para estar agradecidos a Salvado", dijo la conferenciante, quien eligió como tema la integración de la música aborigen (canciones Yued) y danza corroboree, con la de culto litúrgico, cantos gregorianos, música popular española, gallega, británica, estadounidense y australiana.

Recordó una de las cartas de Salvado a su sobrino de Tui, para encargarle la compra de un equipo de instrumentos para una banda de música, con orden de enviar todo a la misión de Nueva Nursia. Su sobrino cumplió y lo adquirió en la empresa francesa Couturier. El padre Salvado estaba de viaje para tratar de abrir el colegio de Ultramar en Montserrat. Cuando llegó a la misión se encontró con que los niños aborígenes habían estudiado con su profesor para dominar los 25 instrumentos que jamás habían visto ni oído, y así formar una banda. Como cuenta Salvado en su diario, la emoción le embargó con la "brillante marcha ejecutada de una manera que no podía creer que fuese posible...." Uno de los mejores músicos era un niño que no había cumplido los nueve años.

En la misión se desarrolló un ambiente sonoro único, inspirado en tiempo de cosecha, esquila, naturaleza australiana.... Los aborígenes, explicó Haebich, interpretaron ópera, danza y musicales que representaban en reuniones de cientos de personas, como cuenta el misionero en sus Memorias. "Psicólogo profundo y hombre práctico, Salvado sabía muy bien que con música, canto y baile, el nativo puede ser una de las criaturas más felices del mundo", expresó la ponente.

Esta labor del gran personaje, aunque tuvo altibajos, revivió años después de su muerte, en 1936, con coro y banda musical de los niños, una herencia que Australia agradece, de generación en generación.

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