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Víctor Ullate: "No me han dado nada: mi reputación ha sido a base de trabajo y más trabajo"

"Mi hijo Josué es un fuera de serie pero tendrá que volar más allá de nuestra compañía porque nadie es profeta en su tierra"

Un título eterno que cambia las formas pero no la esencia | "El Amor Brujo", escrita por Manuel de Falla a principios del siglo XX y de marcado carácter andaluz, ahonda en el misticismo gitano, acercándose al amor en su forma más primitiva y esencial. La obra cuenta la historia de Candela, una muchacha gitana, cuyo amor por Carmelo se ve atormentado por el espectro de su antiguo amante. Una historia de amor y pasión, de lágrimas y desconsuelo, de brujería y seducción, de muerte y de danza. Una nueva versión de "El Amor Brujo", distinto en sus formas, pero eterno en su esencia.

Pasión. Esa es la palabra que mejor define la actitud de Víctor Ullate ante su trabajo. El prestigioso bailarín y coreógrafo zaragozano está muy cerca de cumplir los 70 años pero sigue empeñado cada día en seguir demostrando que en España se puede vivir de la danza, por muchas dificultades que haya, por mucho que otros opten por emigrar. Por mucho que las subvenciones sean mínimas. "Soy tauro", justifica riendo. Su compañía acaba de cumplir 25 años y eso, asegura, "solo se consigue con trabajo, trabajo y trabajo". Pasión es la palabra que mejor define también el montaje que presentan este fin de semana en Galicia, "El amor brujo", en el que revisan y modernizan la mítica pieza que estrenaron en 1994 en la Maestranza de Sevilla. El Víctor Ullate Ballet actuará en el Teatro Afundación de Vigo el sábado (20.30 horas) y en el Teatro Colón de A Coruña el domingo.

-¿Cuáles son los principales cambios de aquella versión de "El amor brujo" que creó en 1994 y el que presentan ahora?

-El esquema es el mismo porque es una pieza rotunda y de la que estaba muy satisfecho pero hemos cambiado algunas cosas ya que mi forma de ver también ha evolucionado. Hay novedades en algunas coreografías, especialmente en la parte del más allá, en la que he puesto toda la carne en el asador y se ha incorporado una nueva escenografía, incluyendo imágenes que se proyectan, y vestuario para dar más protagonismo al fuego que está presente en toda la trama. Yo creo, sinceramente, que el resultado es espléndido y me enorgullece dejar esta coreografía para la posteridad.

-Esta historia de misticismo gitano sigue emocionando por muchos años que pasen.

-Es que es una historia muy nuestra, muy flamenca, y se acerca al amor de una forma muy esencial. Cuenta la historia de Candela, una muchacha gitana cuyo amor por Carmelo se ve atormentado por el espectro de su antiguo amante. La música maravillosa de Falla contribuye también mucho a esa emoción con temas tan impresionantes como la Canción del amor dolido, el Romance del pescador o la Canción del fuego fatuo. Consigue poner los pelos de punta.

-En esta versión han incluido además otras canciones populares escritas por Manuel de Falla e incluso otras ajenas al autor. ¿Cómo se complementan?

-"El amor brujo" dura muy poco tiempo por lo que nos planteamos el incluir otras músicas. Así, además de las bellas canciones de Falla "Nana", "Polo y Asturiana" y una variación de Paco de Lucía, nos atrevimos a romper con la inclusión del grupo sueco In Slaughter Natives, un conjunto de música gótica que conocí y me fascinó, que es totalmente diferente a los temas de Falla pero que resulta excepcional precisamente por esa ruptura.

-Marlén Fuerte y su hijo, Josué Ullate, encarnan los papeles principales, Candela y Carmelo. ¿Qué pide a estos bailarines?

-Una gran técnica y mucha personalidad, algo que, en realidad, pedimos a todos los bailarines de la compañía: que sean verdaderos artistas porque para una ejecución buena ya está, por ejemplo, el Circo del Sol. Marlén, nuestra primera bailarina, es perfecta para el papel de Candela porque tiene una gran capacidad de interpretación además de una mezcla perfecta de sensibilidad y fuerza. Y Josué es un fuera de serie; un bailarín que cuando salga de España tendrá las puertas abiertas en cualquier compañía. Estoy muy orgulloso de mi compañía porque hemos conseguido tener el top de los bailarines y por esa enorme calidad hemos conseguido viajar por todo el mundo durante 25 años; si no, habría sido imposible porque somos una compañía privada -aunque tenemos el precioso apoyo de la Comunidad de Madrid- y para mantenernos hemos tenido que ofrecer muchísimas actuaciones por todo el mundo y sin una enorme calidad esto no marcharía.

-Dice que su hijo tendrá las puertas abiertas en cualquier compañía extranjera, ¿no le dolerá dejarlo ir?

-Dentro de poco tendrá que volar porque nadie es profeta en su tierra igual que le ha ocurrido a Tamara Rojo y a tantos bailarines que han pasado por mi escuela. Yo no animo ni desanimo a mi hijo a marcharse ya que la libertad es lo más importante del ser humano. De momento sigue con nosotros porque es donde él quiere estar aunque le ofrecen trabajo en compañías de fuera continuamente.

-Y usted, ¿cómo se siente en este momento de su vida?

-A pesar de mi edad me siento muy satisfecho y mis bailarines me siguen haciendo vibrar, algo muy importante para mí. Eduardo Lao es el que se encuentra en el día a día de las clases y los ensayos; yo doy un toque aquí y otro allá, pero mi papel ahora es diferente. Me siento contento de haber mantenido tantos años a la compañía porque nada me ha llovido del cielo ni me han dado nada gratuitamente: toda mi reputación la he logrado a base de trabajo, trabajo y trabajo.

-La fundación que lleva su nombre forma a chavales en situación vulnerable con aptitudes para la danza. ¿La danza como vía de salvación?

-La danza se convierte para muchos de estos chicos, que están en centros de acogida, en una gran familia. Podemos dar una carrera a estos chicos y el baile, a pesar de su dureza, hace a uno ser feliz. En ese sentido creo que sí es una puerta que se les abre.

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