Duro final de año para el mundo del rock, que despedía anoche a uno de sus mitos. Lemmy Kilmister se iba a los 70 años. Un cáncer fulminante puso fin a la vida del líder de Motörhead, una de las bandas que dejó uno de los mejores conciertos que se recuerdan en Vigo en la última década.

El legendario grupo de rock and roll desembarcaba en la ciudad olívica hace un lustro. En una calurosa tarde de un martes de agosto, Lemmy Kilmister y los suyos abarrotaban el pabellón de As Travesas y subían los decibelios y el termómetro en una instalación deportiva que se convirtió, durante varias horas, en un templo del rock.

Aquel 3 de agosto, Motörhead regaló un concierto lleno de energía, adrenalina y, como al propio Lemmy le gustaba decir, pletórico de "suciedad". El power trio entonó temas como "Iron first", "Stay clean", "Be my babe" o "Ace of Spade". Su estado de forma era brutal. Llevaban tres décadas sobre los escenarios, pero la ilusión y la vocación se mantenían intactas.

Los miles de asistentes a aquel recital en As Travesas lloran hoy su muerte. Rememorarán un show que que fue más allá del rock. Como anécdotas quedan las condiciones que puso Motörhead para actuar en Vigo: bombonas de oxígeno, fumar dentro del recinto y, sorprendentemente, huevos Kinder. Entre esas demandas no podía faltar el deseo habitual de Lemmy, varias botellas de Jack Daniels para calentar la garganta en el camerino. Anoche se apagaron su voz y su bajo. Ahora queda su legado, cuarenta años de rock y aquel show que conquistó a miles de seguidores de todas las edades aquella calurosa tarde de agosto de 2010.