El humorista Miguel Lago cumplió el pasado verano el sueño de colarse, con su espectáculo de humor, en la televisión, en el "Club de la Comedia". Este vigués, con savia familia del barrio olívico de Teis, retorna "a casa por Navidad como el Almendro", como él bien señala. Mañana, a las 20.30 horas; y pasado sábado, a las 22.30 horas, actúa en el Teatro Salesianos, con entradas entre 14 y 20 euros. Su espectáculo es "Soy un miserable".
- ¿Realmente se siente así?
- En el escenario, desde luego, hablo de miseria. Me divierte mucho la miseria que tenemos todos, que nos hace humanos y divertidos. Sí, en el escenario, se podría decir que soy muy miserable.
-Pero supongo que en la vida real no. Será una máscara.
- Es una versión exagerada de mí mismo y una versión muy libre. Yo, donde más libre soy es en el escenario. Me permite decir lo que yo quiera sin estar limitado por convenciones sociales o límites de educación o convivencia.
- ¿Son esos límites sociales los que nos hacen aburridos?
- Sí, en aras de la convivencia, nos hemos convertido en unos hipócritas. Estamos en la era de lo políticamente correcto. No se puede decir nada porque siempre va a haber alguien que se ofenda. Si se exagera eso, los artistas nos encontramos con que no podremos hablar de nada y eso es coartar la libertad. Será muy aburrido.
- ¿Qué más temas saldrán sobre las tablas?
- Hay política nacional, también relaciones sociales, comportamientos que son o no adecuados...
- ¿Hubo mucha miseria en el debate entre Sánchez y Rajoy?
- Ha habido mucha miseria en toda la campaña, excesiva. Para mí, ha sido la campaña de la sonrisa, del quedar bien, pero al final ha sido una campaña sin propuestas, donde han intentado atacar siempre al otro. No ha sido ni constructiva ni limpia. Ha sido de las campañas de las más sucias que he visto. Hasta le dieron una hostia al presidente.
- Al subirse al escenario, cuáles son los elementos claves para salir con el éxito?
- Para mí, la honestidad. Soy muy honesto en lo que cuento. El espectador se ríe porque se cree lo que le cuento. Esa honestidad y transparencia calan. Te puede gustar o no pero yo duermo muy tranquilo. Doy lo mejor de mí mismo.
- En los últimos años, la crisis ha movido a muchos actores a adentrarse en el monólogo para paliar la caída de la facturación. ¿Cree que es enriquecedor, competencia desleal o confunde al público?
- Menuda pregunta... No confunde a nadie pero el espectador se da cuenta de que fama no es sinónimo de calidad y que hay cómicos que no son tan conocidos y que son muy buenos. Hay que buscar el equilibrio. El cómico es cómico. Yo soy humorista, no soy un cómico que hace de actor, aunque el día de mañana haga una película. El espectador nota quién es el profesional y quien aprovecha su fama.
- Si apareciera una lamparita mágica, ¿qué le pediría la genio para 2016?
- Yo, salud. Parece un tópico pero es verdad. Si tengo salud, puede trabajar y pelear. Sin la salud, todo lo demás es un castillo de naipes, se me derrumba. Hombre, también pediría que los que mandan, me dieran una oportunidad. Yo no tengo carrera televisiva quitando el Club de la Comedia de este verano. Me gustaría poder llegar a un público mayor con formato en televisión. hacer tele porque sí, no lo quiero.
