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Una vida de novela salta al cine

El documental "A palabra xusta" propaga la vida e ideario de la pedagoga Antía Cal

Sus primeros nueve años de vida y su estancia en Ginebra marcaron su historia luchadora

Familiares de Antía Cal y personal del documenta // J. Lores

"Eu son os nove anos que vivín alá (en Cuba). Parece imposible que marcara tanto". Antía Cal, Tita, no podía estar más acertada sobre lo importantes que fueron los primeros años de su vida para ella pero también para muchos niños -ahora adultos- y profesores. Cal nació en 1923 en La Habana, ciudad a la que habían emigrado sus padres y donde levantaron una casa de empeños.

Fue en Cuba donde empezó a admirar a las primas de su madre, mujeres universitarias, trabajadoras, "libres". Desde muy niña, Antía Cal empezó a soñar con ser de mayor como ellas y con ese empeño llegó a contradecir el deseo de su padre, en una época en la que la mujer estaba reducida a un elemento de la cocina y la casa.

Estas experiencias y opiniones se recogen en el documental A palabra xusta del realizador gallego Miguel Piñeiro (Ourense, 1965). La pieza fue exhibida ayer en los Cines Gran Vía de Vigo en un pase privado para la familia de Tita y los técnicos que trabajaron en el filme. La película no se hará pública hasta el próximo año cuando empiece a ser enviada a festivales, salas de exhibición y televisiones..

Para adentrarnos y tirar del hilo de esta historia, el equipo ha situado a Cal en la casa de la aldea que fue el germen de la saga familiar, el Mesón de Muras, un lugar de la Terra Chá lucense, con las estancias donde se crió y los paisajes de las montañas y el río Eume (que nace en Muras).

Hoxe en Muras preséntase o trailer desta película documental na que levamos un ano traballando. Agardamos que moi pronto a poidades ver. Para nós é un pracer compartila.Posted by TITA. - O documental - on Sábado, 28 de noviembre de 2015

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A sus 92 años de edad, escuchamos a una mujer que revolucionó la docencia en Galicia con la creación en 1961 de la escuela Rosalía de Castro -que sigue existiendo en la parroquia de Bembrive en Vigo con una dirección ajena a Cal-, donde se primaban los conocimientos reales sobre las notas y se impulsaba que los niños muy pequeños comenzasen a ir a clase cuando en España la escolarización obligatoria aún se iniciaba a los 7 años de edad.

Cuando de pequeña, Antía supo que de mayor quería estudiar Filosofía y Letras se lo comunicó a su madre quien le recomendó compartir el deseo con su padre que se encontraba en Cuba. Desde la isla caribeña, el jefe del clan le indicó que a la universidad no podían ir todos los hermanos y que era mejor que ella se quedaba en casa ayudando a su madre. Esa respuesta fue el primer gran varapalo de Cal, que lo consideró una "injusticia", por recibir sus hermanos varones todos los ánimos posibles.

Finalmente, acabó estudiando Comercio y Magisterio. Posteriormente, consiguió ir a la Universidad de Santiago para la carrera de Filosofía y Letras. "A universidade deixou un mal recordo en min e moi pouca ciencia. Era puro feudalismo", dice en el documental.

Su posterior boda con el oftalmólogo Antón Beiras (tío de Xosé Manuel Beiras) y una gira por Europa para dar a conocer sus avances para tratar el estrabismo le llevaron a Ginebra donde encontraría un nuevo camino para la educación de los niños. Ella misma señaló que sin ese viaje, no llegaría a ser lo que fue.

El documental también relató como a su vuelta a Galicia y con la ayuda económica de su padre, creó la escuela Rosalía de Castro (para niños de tres a cuatro años) que se tornaría bilingüe en castellano e inglés, con niños y niñas en la misma clase en un tiempo donde estaba 'prohibido'. En la pieza de Miguel Piñeiro, se pudo ver el dolor que aún alberga al recordar el fallecimiento de su marido y cuando fue apartada de la Escuela Rosalía de Castro al pasar a manos de padres y madres. A pesar de su trayectoria, Antía Cal confesó en el documental desconocer si realmente fue una buena profesora: "Unha gran mestra... Dinme no que acertei pero non me din o que fixen mal".

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