Un total de catorce comunidades de montes de A Louriña se unen para reclamar un plan público que impulse tanto las reforestaciones de las zonas afectadas por los incendios del pasado 15 de octubre como la creación de franjas de protección en torno a los núcleos de protección. Entre todas ellas suman unas 340 hectáreas de terreno quemado, una cifra bastante baja si la comparamos con la de otros municipios, pues hay que recordar que Porriño apenas resultó afectado de aquella ola de incendios, siendo la zona de Louredo en Mos la más castigada.

Con todo, los comuneros esperan por lo prometido a finales de año, "cuando la conselleira y el director xeral en una visita a la zona mencionaron la pretensión de poner en marcha un plan de estas características y del que aún no sabemos nada", señala Xosé Covelo, de la Asociación Forestal de Galicia, que está recogiendo las preocupaciones de todas estas comunidades de montes para transmitírselas a la Dirección Xeral de Ordenación e Produción Forestal "con la que tenemos solicitada una reunión". Así se lo hicieron saber a los comuneros en un encuentro en el Centro Cultural de Atios al que acudieron representantes también de las comunidades de Salceda. De Porriño son siete (Atios, Budiño, Cans, Monsende, Pontellas, Santa María de Porriño y Torneiros) y de Mos otras siete (Dornelas, Guizán, Louredo, Mos, Pereiras, Tameiga y Torroso)

Pero la "incertidumbre" de los comuneros no se queda ahí. Otro de los problemas que les preocupa es la ausencia de gestión de la madera quemada sin valor comercial. "La Xunta convocó el pasado otoño ayudas para propiciar su corta y trituración con el compromiso de resolverlas antes del 31 de enero de este año pero a día de hoy continúa sin resolverse, lo que paraliza la regeneración de los montes quemados y presenta ya un problema fitosanitario".

Nematodo

El tercer foco de preocupación se sitúa en la zona demarcada por el nematodo, "donde la Administración no aclaró cómo va a proceder". Desde el 1 de abril hasta octubre está restringida la salida de árboles de la zona demarcada, a no ser que vayan descortezadas y en camiones toldados, "por lo que ya llegamos tarde ya que obligará a aplazar las cortas de esa madera quemada al otoño, pues las industrias de dentro de la zona demarcada son en su mayoría aserraderos y no tienen capacidad para la absorción de la madera orientada a trituración, siendo necesario su salida a fuera".

Pasado más de un mes, las comunidades de la zona demarcada con superficies de pino afectas por los incendios dicen seguir sin conocer cómo va a proceder la Xunta en relación con la aplicación del Plan de Contingencia presentado a Bruselas.