Las consecuencias del conflicto entre la comunidad de montes de Baíña y la ganadera Diana Pino despiertan malestar entre numerosos vecinos, aunque son pocos los que lo manifiestan abiertamente. La amenaza de nuevas denuncias urbanísticas por parte de la empresaria y su familia contra comuneros -que se sumarán a las interpuestas el año pasado contra el centro cultural, cerrado desde hace diez meses, y varios expresidentes y actuales representantes de la entidad- han llevado a un grupo de personas de la parroquia a movilizarse "para poñer fin ao problema". Recogen firmas para exigir a la directiva que se siente a dialogar con la propietaria de la explotación de ganado vacuno Cuatro Pinos de San Cosme de Arriba para que retire las demandas.

Liderados por Antonio Mijón, uno de los expresidentes de los comuneros denunciados, los promotores de la campaña presentaron ya 180 rúbricas en la asamblea de comuneros del pasado sábado. Pero, según aseguran, "a directiva non as aceptou nin tampouco permitiu o debate sobre o asunto".

Pero no se rinden. "Está claro que isto é un enfrontamento que non tén solución porque ninguna das partes vai ceder", explica Mijón. Han sido varios los representantes políticos, desde el alcalde a portavoces de la oposición, que han intentado mediar en la disputa para evitar la oleada de expedientes sin éxito. La junta rectora, que mantiene el silencio en todo momento, se agarra a las sentencias judiciales que impiden el pastoreo libre de las vacas de Pino por no ser comunera y tampoco la acepta como tal. Ella insiste en su derecho a formar parte de la comunidad para poder soltar el ganado por el monte y, ante el rechazo de los directivos, planea una nueva ofensiva de denuncias.

Los impulsores de la campaña tratan de recabar más apoyos y prevén organizar movilizaciones. No descartan promover una moción de censura contra el presidente de la entidad, Juan Domínguez, y su equipo. "Se non marchan, isto non se vai arranxar", avisa Mijón.