Hace catorce años que la consignataria Vasco Gallega adquirió el monasterio de Oia con la intención de convertirlo en hotel monumento con spa con urbanización anexa. Han sido contadas las manifestaciones públicas de la compañía respecto al proyecto a lo largo de todo este tiempo, pero la reciente campaña por la expropiación del inmueble, surgida tras el derrumbe de una parte del tejado y apoyada por unanimidad por la Corporación municipal, ha logrado que ayer rompiera su silencio. A través de un comunicado, la sociedad Residencial Monasterio de Oia, la actual propietaria vinculada al grupo que compró el edificio, acusó al Concello de bloquear la restauración del complejo arquitectónico del siglo XII, declarado Bien de Interés Cultural en 1931. "El Ayuntamiento no ha sido capaz de gestionar urbanísticamente el marco debido para la puesta en valor del cenobio y para que su proyecto fuera público y conocido de forma directa por parte de los ciudadanos", manifestó.

La compañía registró ayer mismo un escrito en el Ayuntamiento para exigir el desbloqueo y asegura haber invertido más de 6 millones de euros en la adquisición, mantenimiento y desarrollo del inmueble "logrando una evidente mejora de su estado, a pesar de la falta de avances en el proyecto por parte del Concello".

Augas de Galicia

En este sentido, asegura que el eterno problema del suministro de agua que había bloqueado la iniciativa durante años, está resuelto, ya que Augas de Galicia emitió un informe favorable el pasado septiembre. A raíz de dicho informe, la sociedad afirma haber mantenido un encuentro en diciembre con la alcaldesa, Cristina Correa, para añadir detalles al convenio urbanístico firmado en 2011 con el fin de desbloquear la modificación de la normativa del entorno para encajar el proyecto, tumbada en pleno en 2015 por PP y Converxencia Galega poco antes de firmar la moción de censura contra el PSOE y formar una coalición de gobierno que se ha roto recientemente. Aquella decisión política provocó que la sociedad reclamase 3,3 millones de euros por la pérdida de subvenciones y por daños y perjuicios.

A los obstáculos causados por la "falta de capacidad y rigor por parte de diferentes corporaciones municipales", la compañía suma la campaña por la expropiación como la gota que colma el vaso. No solo por considerar que el colectivo que la lidera, SOS Mosteiro, "traslade información falsa y difamaciones sobre el proyecto y la propiedad", sino sobre todo por el respaldo de la Corporación. "Resulta inaudito constatar cómo contra una trayectoria profesional, próxima y comprometida con el monasterio de Santa María y el municipio de Oia durante catorce años, la Corporación hace suya una moción populista y vergonzosa iniciada por gente con intereses evidentes, lejanos a la defensa y puesta en valor del monasterio", lamenta.

Se defiende las acusaciones de inacción por parte de la plataforma ciudadana y asegura haber liderado "un buen número de iniciativas para poner en valor el cenobio, no solo a nivel urbanístico o constructivo, sino también a nivel artístico y cultural, como las jornadas de trabajo y proyectos históricos y artísticos relacionados con la música, la fotografía, la televisión y el cine o las visitas guiadas, suspendidas el pasado verano de forma temporal "debido a un trabajo de estudio y ejecución de cubiertas definitivas en el inmueble que impide, por el momento, garantizar la seguridad de los visitantes en determinadas áreas del recinto", justifica.