El agua de la red pública de suministro de Baiona se puede beber. Así lo aseguró ayer la concejala de Medio Ambiente, María Iglesias, durante el pleno de la Corporación tras la alarma desatada en el municipio por los resultados de los análisis que la Consellería de Sanidade hizo públicos la noche del miércoles, con altos niveles de aluminio, de entre 800 y 2.500 gramos por litro cuando el máximo recomendado es de 200. Las muestras tomadas inmediatamente después por la concesionaria del servicio, Gestagua, confirmaron, según indicó la edil, que es "perfectamente potable".

Tras conocer el estudio de la compañía, la edil aseguró que el repunte de aluminio fue un "hecho puntual". Explicó que el agua depositada en el fondo del embalse de Baíña contiene gran cantidad de metales. El volumen de la presa se ha incrementado más de un 13%, del 24% al 37%, en apenas días con las últimas precipitaciones, lo que ha contribuido a revolver el caudal e incrementar la turbidez.

Precisamente por este motivo, habían subido los niveles de hierro y se aplicó un tratamiento de policloruro de aluminio para bajarlos, que ha traído como consecuencia los desajustes detectados.

El asunto causó gran preocupación entre los vecinos. Muchos de ellos manifestaron a través de las redes sociales su temor a consumir agua del grifo y exigieron explicaciones al gobierno municipal, que insiste en que la calidad del agua está garantizada.