La del río Gállego, en Aragón, debería ser una de las aguas más puras de la Península: nace en los Pirineos y baja hasta desembocar en el Ebro. Pero a los pies de las montañas, en el pueblo de Sabiñánigo, pocos se atreven a abrir el grifo para llenar el vaso. Más de cincuenta municipios bañados por el río se han visto afectados por los residuos de lindano que dejó la fábrica Industrias Químicas del Noroeste (Inquinosa).

Desde 1975 hasta 1989, la instalación produjo miles de toneladas del pesticida lindano, arrojando entre 115.000 y 160.000 toneladas de residuos tóxicos en dos vertederos de la zona, según estima en un informe el Gobierno de Aragón.

Es la zona cero del lindano en España. En 2014 se dio uno de los mayores desastres ecológicos del país, al verterse cientos de toneladas de residuos al río Gallego durante una operación de descontaminación que obligó a prohibir oficialmente el consumo de agua potable entre septiembre y octubre en seis pueblos de la zona.

Los de Inquinosa en Aragón y Zeltia en Porriño no son casos únicos en España. Ni siquiera en Europa. Un documento elaborado por el Parlamento Europeo recoge que la producción de lindano fue una práctica habitual entre los años cincuenta y los noventa en los países de la Unión. "La baja eficiencia de la fabricación resultó en enormes cantidades de desperdicios: por cada tonelada de lindano, se derivaban entre seis y diez toneladas de residuos", señala. En este período, se estima que se han producido cientos de miles de toneladas de lindano en toda Europa.

El producto químico no solo permanece en el suelo y agua, sino que se acumula en organismos vivos y puede transportarse a grandes distancias. El informe de Bruselas identifica seis zonas aún contaminadas en suelo español.

Además de O Porriño y Sabiñánigo, los residuos de lindano siguen presentes en Barakaldo y Asua, Vizcaya. Allí, de nuevo Inquinosa y Bilbao Chemicals produjeron un total de 82.000 toneladas de residuos entre 1947 y 1987 que depositaron ilegalmente en al menos 410 hectáreas. En los últimos años se han producido intoxicaciones en embalses y ríos de la zona, no solo en Vizcaya, sino también en el río Zadorra a su paso por Vitoria.

Castilla y León cuenta con dos puntos, en Aguilar de Campo (Palencia) y Borobia (Soria). Este último sirvió como vertedero a la planta de Barakaldo, y aún en 2013 se encontran restos contaminantes en el agua del río. Inquinosa y Bilbao Chemicals también depositaron residuos en Viana e Iguzkiza, en Navarra. Los estudios sobre residuos iniciados allí en 2016 aún no han finalizado.

La Unión Europea prohibió la producción de lindano en 2008, sin embargo, no existe un marco legislativo comunitario sobre suelos contaminados. El informe del Parlamento Europeo pide la colaboración entre países para la erradicación de este químico, y los esfuerzos en Sabiñánigo parecen obtener por fin resultados. Una novedosa técnica de oxidación química alcalina (ISCO) logró destruir el 99% de sus restos en un acuífero de la localidad.

Efectos sobre la salud

Las vías de exposición a este químico son por inhalación, a través de la piel y por ingestión, según la Agencia Química Europea. En caso de un contacto de corta duración, puede causar irritación de los ojos y del tracto respiratorio, aunque también efectos en el sistema nervioso central, dando lugar a convulsiones, fallo respiratorio y colapso, que incluso puede producir la muerte.

Si la exposición es prolongada o repetida puede producir dermatitis y afectar al hígado y al riñón. Y además, desde 2015, la Organización Mundial de la Salud incluyó a este compuesto químico en el Grupo 1 de sustancias cancerígenas para los humanos, la categoría más peligrosa.