El gobierno de la cofradía de pescadores La Anunciada de Baiona entra en un callejón sin salida, y el pósito está abocado a ser dirigido por una gestora y a resolver las diferencias con unas nuevas elecciones.

El viernes anunciaron su dimisión otros siete miembros de la xunta xeral, totalmente contrarios a la situación que se vive en la cofradía. Los siete siguen a otros tres que dimitieron hace dos semanas, y todas estas dimisiones unidas a las dos vacantes ya existentes dejan a la junta sin la mayoría cualificada, ya que de 19 miembros faltan 12, produciendose una crisis sin precedentes en la organización.

Según informan fuentes del sector crítico con la patrona mayor, la situación así implica la convocatoria de nuevas elecciones, en un plazo por concretar.

Los órganos de gobierno de la cofradía son tres: patrona mayor, cabildo y junta general. Con la dimisión de la mayoría de los miembros de la junta quedarían automáticamente disueltos los tres y se crearía una comisión gestora para acabar convocando un nuevo proceso electoral.

Y si la decisión de dimitir lleva a una crisis en la corporación que dirige a los pescadores, las motivaciones planteadas son muy inquietantes. Así, como primera causa exponen que se han tomado "multitud de decisiones y acciones dañinas, arbitrarias y perjudiciales, contra decenas de socios desde que se descubrió la existencia de 50 kilos de percebe escondidos en la lonja de la cofradía". La segunda de las causas se refiere a los continuos desencuentros existentes en el seno de la organización "hasta el punto de que las actuaciones llevadas a cabo por la patrona mayor y por la secretaria y presidenta de la Agrupación de Percebeiros de a pié y de a flote, en nombre de la Cofradía de Pescadores se toman a espaldas, de manera unilateral y subrepticiamente (que oculta intencionadamente una falsedad) siempre en contra de los intereses de la mayoría de los socios con el añadido de hallarse -en muchas ocasiones- al margen de las competencias legales adjudicadas a los órganos de gobierno". Incluso valoran que "se prioriza más alimentar el "ego" y el oportunismo político desmedido de nuestros máximos representantes...", en clara alusión a la patrona mayor.

En la dimisión también se refieren a la imposibilidad de ejercer los cargos con garantías y eficacia.

Las dimisiones son, hasta ahora, el último capítulo de la llamada guerra del percebe después de que la cofradía obligase a distintos percebeiros de a flote a faenar en su embarcación aún cuando las condiciones del mar no lo aconsejaban, dando lugar a cruces de denuncias, tensas reuniones y actos de protesta.