Las tropas españolas y francesas, a las órdenes del almirante y general Manuel de Velasco y Tejada y el galo François Louis de Rousselet, conde de Châteaurenault, volvieron ayer a unirse en Rande para defender el valioso cargamento de oro y plata procedentes de Indias frente a la temible amenaza anglo-holandesa,liderada por el almirante George Rooke. Cientos de personas no quisieron perderse esta cita histórica en el entorno del museo Meirande y acudieron a la fiesta para rememorar el célebre combate naval acontecido el 23 de octubre de 1702 en la ría de Vigo.

Los problemas con la subvención municipal que obligaron a reducir un 40 por ciento el presupuesto de la fiesta este año no se reflejaron en la celebración, en la que se volcaron todos los vecinos de este pequeño asentamiento marinero de Redondela, con un resultado tan espectacular como en anteriores ediciones. La fiesta estuvo ambientada por más de 150 figurantes vestidos con trajes de época y, como ya es habitual, decenas de embarcaciones tradicionales acudieron a la zona de Rande para realzar el protagonismo de este importante combate naval.

La representación de la batalla estuvo protagonizada por un grupo de teatro profesional apoyado por los vecinos de la zona como figurantes, que ofrecieron a los asistentes un recorrido histórico de los distintos acontecimientos ocurridos hace 315 años en la zona.

A través de diversas representaciones durante toda la jornada en distintos escenarios, a modo didáctico, narraron los hechos históricos en el que los navíos ingleses y holandeses libraron una dura contienda para saquear los galeones llegados de las Indias cargados de oro, plata y joyas y que se resguardaban en la ensenada de San Simón. De esta forma se dio continuidad a la representación de la escena de la descarga de los tesoros, que se realizó el viernes en la playa de Cesantes para involucrar a los vecinos de esta parroquia en la fiesta.

Una concentración con varias embarcaciones tradicionales participaron también en la recreación de la batalla y además se realizó una exhibición de esgrima de la época. La celebración estuvo amenizada por talleres y puestos de artesanía, pasacalles, actuaciones musicales y puestos de comida para que los visitantes pudieran permanecer durante todo el día, y el museo Meirande mantuvo sus puertas abiertas toda la jornada.