Cuando hace dos años remataron las obras de reforma integral de la Estrada do Galleiro (carretera provincial Os Valos-Guizán) todo era satisfacción entre los vecinos. Pero la falta de mantenimiento del vial, con la maleza invadiendo las aceras, los sumideros colapsados o la rotura del alcantarillado sin reparar desde hace meses, han motivado el malestar de los residentes, que se quejan del olvido por parte de las administraciones. A estas demandas unen las promesas incumplidas como la retirada de los postes antiguos de madera del tendido eléctrico que obstaculizan la calzada, causando un peligro a los conductores, o la falta de plazos concretos para la ampliación de las aceras a todo el trayecto hasta la rotonda de Santiaguiño, en Mos, una obra que estaba previsto ejecutarla a continuación pero que quedó en suspenso.

"Estamos cansados de las buenas palabras de los políticos, pero que nunca se transforman en hechos", afirma el presidente de la asociación de vecinos, Eduardo Rodríguez, después de que en los últimos meses enviasen varios escritos con los distintos problemas tanto al Concello como a la Diputación -esta última con las competencias sobre el vial-, pero sin resolver nada hasta el momento.

La directiva se reunió el pasado año con el diputado de Mobilidade, Uxío Benítez, y hace dos semanas con la también diputada provincial y concejala redondelana Digna Rivas para tratar este asunto. "Llevamos un año esperando a que se retiren los postes, pero no nos hacen caso. Y lo mismo pasa con el desbroce de las aceras, una cuestión sencilla que se resolvería enviando a una cuadrilla de limpieza durante una mañana", lamenta Rodríguez.

Otra de las cuestiones que preocupan a los vecinos es la obstrucción de la red de recogida de pluviales ante la llegada de las lluvias del otoño. "La falta de limpieza provoca todos los años enormes acumulaciones de agua en la calada, con el peligro para la circulación", señala. Otra de las quejas es una rotura de la red del alcantarillado que provoca que las aguas fecales se filtren por la acera hasta la carretera, provocando, además de malos olores, un problema de salubridad al encontrarse a escasos metros de un parque infantil y una pista deportiva frecuentada por muchos niños, además de ser paso de peregrinos al ser parte del trazado del Camino de Santiago.