Una tranquila jornada de playa pudo acabar en desgracia en Cesantes. Siete bañistas fueron rescatados al límite de sus fuerzas en la tarde del domingo cuando les arrastraba la corriente hacia el interior de la ría desde la playa de A Punta. La rápida reacción de tres aficionados de kitesurf que acudieron en su ayuda con sus cometas evitó que acabara en tragedia, una situación agravada por la falta de socorristas en el arenal.

"Estaban asustados y agotados, alguno no tenía ni fuerzas para pedir auxilio. Estoy seguro de que si no llegamos hasta ellos alguno no salía", afirman los rescatadores, Cristóbal Infante, Iván Casal y Patxi Fernández, tres vecinos de Redondela que acuden a diario a esta playa a "volar" con sus tablas sobre las olas. Pese a poner en riesgo su vida con una acción de salvamento complicada por las condiciones del mar en ese momento, con marea alta, una fuerte corriente y un viento del norte que les alejaba de la costa, ellos no se sienten héroes ni protagonistas de nada. "Hicimos lo mismo que haría cualquiera en nuestro lugar, vimos a gente en apuros y acudimos en su ayuda", afirma Iván.

Mujer con un niño

Cometas para un rescate en la playa de Cesantes en Redondela // Enrique Fojo

El llamativo rescate se produjo sobre las 18.30 horas cuando una mujer y un niño pequeño caminaban por la zona conocida como "la punta" de la playa, una lengua de arena que se adentra en el mar en dirección a la isla de San Simón. Aunque esa zona en bajamar queda al descubierto, con marea alta -como estaba en ese momento- es muy peligrosa puesto que si te apartas de la zona de arena hay un gran escalón y enseguida cubre. La corriente en ese lugar es muy fuerte, por lo que sorprendió a la mujer y al niño que fueron incapaces de evitar ser arrastrados por el agua. Cinco bañistas se lanzaron a nado a ayudarles, pero también quedaron atrapados, sin poder regresar a tierra.

Dos de los "kitesurfistas" se encontraban en ese instante navegando en las inmediaciones y escucharon los gritos de auxilio, por lo que fueron al rescate. El peor momento sería al llegar al lugar en el que se encontraban los bañistas. "Se abalanzaban hacia nosotros desesperados y tuvimos que tranquilizarles, porque sino podíamos acabar mal", indica. La experiencia de ambos y sus conocimientos de socorrismo -Iván realizó un curso hace años- fueron básicos. "Les dijimos que se calmaran, que no se preocuparan que les sacaríamos de ahí. Que se agarrasen fuerte a nuestro arnés de dos en dos y que se dejasen arrastrar por el viento", comenta Iván. Poco a poco la cometa los remolcó a la playa. Uno de ellos, Patxi, todavía volvió al lugar a por el último de los bañistas.

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Su compañero Cristóbal se encontraba en ese momento desmontando la cometa en la playa y, tras escuchar los gritos y ver a la gente concentrada en la zona de A Punta, también se lanzó de inmediato con su tabla de surf al agua. "Cuando llegué al lugar uno de ellos estaba desesperado y le dejé la tabla para que pudiese descansar. Ya no podía más, se vieron atrapados por la corriente y no eran capaces de volver", explica Cristóbal, que recuerda que en sus inicios pasó una situación parecida haciendo surf en Cabo Home junto a un amigo. "Los sustos que te llevas en el mar te sirven a para aprender; también muchas veces nos tenemos que rescatar entre nosotros, sobre todo a principiantes que quedan a la deriva", apunta.

Los practicantes de este deporte suelen estar mal vistos por los usuarios de las playas, ya que consideran que son peligrosos cerca de las zonas de baño. Tras este rescate confían en que ahora cambie esta perspectiva. "Nosotros siempre somos respetuosos con los bañistas, pero pese a todo muchas veces nos protestan. Espero que esto sirva para cambiar la situación y nos miren con otros ojos", concluye Cristóbal.