Dos años después de concluir la primera fase de la reforma del tramo urbano de la Estrada do Galleiro -carretera provincial Os Valos-Guizán-, los residentes de la zona todavía siguen esperando por la ampliación de estas medidas de seguridad vial a todo el trayecto hasta la rotonda de Santiaguiño, en Mos.

La asociación de vecinos asegura que cuando se ejecutó la primera fase, tanto la Diputación como el Concello, se comprometieron a completar la obra con este último tramo, de unos 500 metros, "pero el tiempo pasa y no vemos que se produzca ningún avance", lamenta el presidente del colectivo, Eduardo Rodríguez. Los trabajos en la zona urbana, en los que se invirtieron más de un millón de euros, consistieron en la dotación de aceras de 1,5 metros a cada lado del vial y una calzada de 6,90 metros de anchura, para lo que fue necesario que los vecinos cediesen una parte de sus terrenos. Como contraprestación les construyeron nuevos muros de cierre de sus fincas en piedra de 1,5 metros de altura.

Aunque estaba previsto completar la actuación hasta la rotonda de Santiaguiño, la realidad es que el proyecto permanece en el olvido desde hace dos años. "Es una pena que la actuación quede a medias porque es muy necesaria. Esta es una carretera que soporta un intenso tráfico sobre todo de camiones que se desplazan desde la zona industrial de Arrufana y Guizán hacia Os Valos, y este tramo que carece de aceras es un peligro para los peatones", explica el vicepresidente de la asociación, Manuel Davila. El colectivo vecinal ha trasladado esta demanda a la Diputación, organismo que tiene las competencias del vial, y también al alcalde de Redondela, Javier Bas, para solicitarle su apoyo a esta petición.

Otra de las quejas de los vecinos se refieren a distintos problemas que quedaron pendientes de resolver tras la reforma del vial, y que todavía se mantienen años después. Uno de ellos es la presencia de cinco postes de la línea de teéfono en las aceras que entorpecen el tránsito de los peatones. Incluso uno de ellos invade parte de la calzada, con el peligro que supone para los conductores. "Cuando todavía estaba la obra ya dijimos que debían retirarse y nos aseguraron que estaba contemplado, pero quedó en el olvido. Luego desde la Diputación nos aseguraron que habían realizado gestiones con Telefónica para su retirada, pero pasan los meses y todavía siguen en el mismo sitio. Parece que están esperando a que haya un accidente para actuar", comenta Rodríguez.

Otra de las demandas es el muro de una propiedad privada que ocupa la acera a la altura del número 103 y que obliga a los peatones a transitar por la calzada. "Nos aseguraron que se iba a derribar para continuar la calzada, pero aquí nada cambió", lamenta Davila.