El invento inspirado en Tui y que busca evitar el robo de cable de cobre ya está introducido en varios países del mundo, según explicó ayer su promotor Ramón Rosada.

Rosada desarrolló este producto en la empresa de la que es socio junto a un equipo profesional y desde hace varios años impulsa su introducción. Así este ingenio tudense está ya en Chile, Argentina, Colombia o Panamá, ha llegado a México y también se encuentra en distintos polígonos de Portugal, donde el robo del cobre es tan popular como en Galicia. "También el Gobierno portugués se ha interesado por nuestra patente", explica el tudense, que indica que posiblemente se instale en la línea de tren entre Valença y Oporto. Además, también se encuentran instaladas en las carreteras catalanas A-2, B-10, B-20 y B-23, todas ellas dependientes del Ministerio de Fomento y en otras dependientes de la Generalitat; así como en polígonos de Castilla y León, ayuntamiento de Sabadell, Madrid, Valladolid y Sevilla. Fuera de España están en el aeropuerto de México, por la empresa Acciona y Carso, perteneciente al magnate mexicano Carlos Slim.

El invento lo califica como "práctico, sin complicaciones y económico, que puede acabar con el robo de cobre en todo tipo de instalaciones", añade.

La Xunta ha incluido este dispositivo en las ayudas a los 175 polígonos industriales de Galicia. Se subvenciona el 80 por ciento del aparato, cuyo coste por unidad es de cien euros.

Ramón Rosada Silva contribuyó a su diseño y es socio promotor de la empresa Sotecable, que lo comercializa, y afirma que "la reposición del cableado en quince farolas supone un gasto público de 30.000 euros, mientras que cada dispositivo vale unos cien euros, según el diámetro y modelo elegidos", pone como ejemplo. Este sistema consta de dos placas metálicas galvanizadas y unas omegas o grapas de acero inoxidable que impiden el deslizamiento del cable cuando se pretende sustraer. Se tarda unos veinte minutos en instalarlo.

El aparato protector dispone de un tornillo de seguridad que se realiza por control numérico, con un diseño único para cada cliente, quien, a su vez, es el único capaz de manipular el sistema.

Este invento ha sido patentado en el año 2011. Los cálculos confirman su rentabilidad, según el tudense Ramón Rosada, que indica que mil metros de cable de cobre suponen un coste de 12.000 euros y el aparato a colocar en cada farola cuesta cien euros, dependiendo del diámetro necesario, por lo que "la amortización de la inversión está más que rentabilizada", señala.

La empresa también tiene una solución para blindar las arquetas, con formatos diferentes, aplicando la misma tecnología. En el caso de la zona del Baixo Miño podría ser de utilidad en los puentes internacionales sobre el río Miño, en Tui y Goián, en depuradoras y zonas de parroquias poco frecuentadas, que son los lugares más habituales de robos de cableado.

La pretensión del promotor tudense es que las administraciones locales gallegas tengan conocimiento de esta posibilidad que ahorraría dinero público al resolver el problema de la sangría de robos de cable que sufren.