Andrés Rodríguez Pérez es uno de los enrolados por Durán. Dispone de un largo historial de sanciones por furtivismo e incluso una condena judicial a una multa de 480 euros por un delito leve de lesiones contra Xosé Lourenzo. No oculta su anterior actividad ilegal y la justifica por la necesidad de buscar sustento. "Iba al percebe porque llevaba ocho años sin trabajo y ya no tenía ayudas, pero quiero empezar de cero", recalca.

Agradece al armador la oportunidad que le ha dado y quiere saldar sus deudas con la Administración. "Tengo algo más de 7.000 euros pendientes y he solicitado a la Consellería do Mar el pago fraccionado", explica.

Acusa al coordinador de los guardapescas y a la Cofradía de "persecución". "Ni legales nos dejan trabajar", afirma. Tan solo ha salido a faenar dos días desde que el empresario lo contrató y asegura que "ya hemos perdido una marea para ir al juzgado porque Xosé Lourenzo ha denunciado a mi compañero por incumplir la orden de alejamiento".

Y es que Alfredo González, el otro exfurtivo contratado por Durán -que ha rechazado realizar declaraciones-, no puede acercarse a menos de cien metros del coordinador de los guardapescas. Un juez se lo impide desde que clavó una rasqueta a Lourenzo en la cabeza en octubre de 2014, hechos por los que ha sido condenado a 2 años de prisión. La sentencia admite recurso.