De enemigos históricos a compañeros de faena. Desde hace semanas, los percebeiros de Baiona cuentan entre sus filas con dos conocidos furtivos, condenados por agresiones y amenazas al jefe de los guardapescas de la Cofradía, Xosé Lourenzo. Se han enrolado en un barco dedicado a la extracción de percebe y desde entonces comparten jornadas laborales con los más de cien mariscadores que se dedican a la actividad de manera legal. La paradójica situación indigna tanto a la dirección del pósito como a los propios vigilantes que han sufrido sus ataques. La patrona mayor, Susana González, pide amparo a la Xunta para acabar con "este disparate".

Uno de ellos es Alfredo González González, conocido en la zona como "O Madrid", al que los guardapescas atribuyen docenas de sanciones pendientes de pago por furtivismo. La titular del Juzgado de lo Penal Número 3 de Pontevedra acaba de condenarlo a dos años de prisión por un delito de lesiones con instrumento peligroso, al considerar probado que clavó una rasqueta, de las que se utilizan para arrancar el percebe de las rocas, a Lourenzo en la cabeza y en una pierna el 12 de octubre de 2014 y le causó otras heridas como resultado del forcejeo. Le impone además una multa de 180 euros y una indemnización de 2.200 a la víctima. Según la sentencia, Lourenzo vigilaba la zona de As Mariñas, en Mougás, junto con un compañero, propietario del vehículo en el que se encontraban ambos. El furtivo se dirigió a ellos y golpeó el coche con la rasqueta amenazando al coordinador de los guardapescas, que salió del habitáculo. Fue entonces cuando se la clavó en la cabeza y los dos cayeron al suelo en el enfrentamiento. La condena incluye una compensación de 104 euros al otro vigilante por un delito leve de daños.

El otro recién integrado en la actividad percebeira legal es Andrés Rodríguez Pérez, también calificado de furtivo reincidente por la Cofradía al acumular asimismo numerosas multas por extraer el crustáceo al margen de la normativa. Tras varios enfrentamientos en los juzgados con Lourenzo como consecuencia de denuncias cruzadas, el Juzgado de Instrucción Número 7 de Vigo ha condenado el pasado enero al mariscador a 480 euros de multa por un delito leve de lesiones y otro de daños por golpear con un palo la ventanilla del coche en el que se encontraba el coordinador de los guardapescas el 28 de enero de 2016 en el recinto del parador de Baiona y a 120 euros de indemnización a Lourenzo por los cortes que le ocasionaron los cristales en las manos y en un hombro.

Los procesos siguen abiertos, ya que ambos fallos judiciales admiten recurso ante la Audiencia Provincial, pero la patrona mayor considera "máis que probado que non estamos ante uns furtivos comúns, estamos ante delincuentes e temos que consentir que traballen na nosa Cofradía. Alucinante".

Pero poco se puede hacer, reconoce Susana González, ya que no existe una normativa que impida que un armador contrate a cualquiera, incluso con estos antecedentes. Según asegura, otras cofradías presentan casos similares y entre todas han exigido a la Xunta que ponga freno en varias ocasiones sin éxito. "É inaceptable e indignante que unha administración non habilite os mecanismos legais para impedir que unhas persoas que nos están roubando desde hai anos, con innumerables sancións pendentes de pago, podan traballar libremente neste sector. É o mundo ao revés", recalca.