Un equipo de reconstrucción de accidentes de tráfico de la Guardia Civil (ERAT) analiza en Gondomar el accidente de tráfico ocurrido el pasado mes de septiembre en el que fallecía un joven de 25 años y otros cuatro jóvenes resultaban heridos de gravedad.

El siniestro se produjo a la altura del kilómetro 18 de la PO-340. De acuerdo con las primeras investigaciones, el vehículo chocó contra un muro de piedra tras salirse de la vía por la izquierda al salir de una pequeña curva. El fuerte impacto lo lanzó hacia el carril contrario, del que también saldría rebotado tras colisionar con otro. Al parecer, el turismo se habría desplazado sin control a toda velocidad y en zigzag a lo largo de unos 300 metros en la carretera que une Gondomar con A Ramallosa, en pleno centro urbano, en las proximidades de la estación de servicio de Mañufe.

Colisionó contra bloques de granito al menos en dos ocasiones, y no se descarta que fueran tres los topetazos. Durante ese trayecto que recorrió dando tumbos, el coche perdió varios componentes por el camino. El motor salió despedido y acabó en medio de una finca. Otras piezas, entre ellas la batería, aparecieron tiradas por el asfalto. El fallecido viajaba en el centro del asiento trasero y resultó el peor parado de los cinco.

"Aceleró y le dijimos que parase"

Pocos días después del brutal accidente, Teresa Otero, víctima del accidente de Gondomar, relataba a este periódico cómo habían sido los minutos previos a la fatal colisión: "Aceleró y le dijimos que parase: ¿pero qué haces, estás loco?", afirmaba en una entrevista desde el hospital para FARO

La noche había comenzado con una cena en el local de la comisión de fiestas de Vilaza, en la que participaron Teresa, su pareja y los otros dos ocupantes que ya se encuentran en sus casas. Allí coincidieron con el piloto, amigo de uno de ellos, y decidieron ir con él hasta A Ramallosa para tomar algo. Al salir del local, volvieron a subirse a su coche. "Pensábamos que no había bebido, alguien se lo preguntó", explica la chica. Se dirigían a una panadería del centro de Gondomar para comprar el desayuno antes de regresar a sus domicilios para descansar. "Íbamos por empanadillas, como hemos hecho otras muchas veces", señala.

Investigación del accidente de Gondomar

Las causas del siniestro se encuentran en plena investigación. La Guardia Civil atribuye al piloto un delito contra la seguridad vial tras las primeras pesquisas. La prueba de alcoholemia que se le practicó tras lo ocurrido arrojó un resultado de 0,36 milígramos por litro de aire espirado, tasa que supera el máximo permitido, de 0,25 milígramos.

El nivel de alcohol detectado en el joven no supondría la comisión de un delito en sí mismo, aunque en este caso concurren otras circunstancias que sí llevarían a imputárselo,como es el hecho de que se haya visto envuelto en un accidente por probable exceso de velocidad.

Aunque todavía se desconoce a cuánto circulaba el vehículo, todo apunta a que lo hacía muy por encima del límite establecido en la vía, de 50 kilómetros por hora, por tratarse de una travesía urbana. Habrá que esperar a los análisis de la frenada del automóvil, el rozamiento o la deformación para determinar con exactitud ese dato.