Si los bolardos de la Avenida de Sabarís han sido objeto de polémica durante los últimos tres años por las lesiones que han ocasionado a diversas personas, las jardineras que los sustituirán también generan controversia semanas antes de su colocación. Los feriantes del tradicional mercadillo de la zona se oponen rotundamente a las macetas que el Ayuntamiento prevé instalar en enero porque las consideran "un enorme obstáculo para su trabajo" y han iniciado una campaña de recogida de firmas para reclamar al gobierno municipal que reconsidere su postura.

Han reunido ya 120 apoyos en tan solo una mañana, la del pasado lunes, y esperan recabar más con el respaldo de vecinos y clientes en próximas ferias. Francisco Romero Alvite, hasta hace poco presidente de la Asociación Galega de Ambulantes, lidera la iniciativa de los afectados. A su juicio, los maceteros dificultarán las tareas de montaje y desmontaje de los puestos. "Cada ambulante move unha media de 1.500 kilos de mercancía e estes elementos van ser un estorbo".

El Concello accedió a sustituir los puntiagudos bloques de hormigón por las macetas ante la presión social. Según indicó el alcalde, Ángel Rodal, a los vecinos en la asamblea mantenida esta semana en el colegio público de Sabarís las macetas "son la mejor opción" para evitar que los vehículos invadan la acera. En este sentido, Alvite indica que "non debera ser necesario obstaculizar as beirarrúas, xa que a profesionalidade dos policías municipais será suficiente para que se aplique o código de circulación sen atentar contra as condicións laborais de ninguén".

Las macetas no generan discordia, al menos por el momento, entre los vecinos y comerciantes, aunque la presidenta de Coemsa, Pilar Loperena, asegura que los empresarios de la zona habrían preferido que se estrechase la acera para facilitar las paradas cortas a los vehículos en esa parte de la avenida.