El paso de los años hace mella en el cementerio municipal de Os Eidos. Este camposanto, ubicado en el casco antiguo de Redondela y con casi dos siglos de antigüedad, constituye uno de los puntos de interés cultural de la localidad por su valor histórico y artístico. Sin embargo, su estado de conservación deja mucho que desear. Parte de las piedras de su muro de cierre se encuentran con riesgo de desprenderse, otras ya han desaparecido con el paso del tiempo, y en el interior hay tallas rotas y tumbas abiertas.

El cementerio redondelano fue construido en 1833 y su importante valor artístico se debe a la presencia de tallas y panteones de arquitectura sobresaliente, así como a la autoría de muchas piezas, obra de canteros redondelanos de prestigio. La tumba más antigua data de 1860 y entre las personas ilustres cuyos restos descansan en este recinto destacan los exalcaldes Ramón Pardo Ferro y Luis Telmo Bernárdez Santomé, el insigne médico y político Alejandro Otero o el alférez de navío Juan O'Dogherty Browne, uno de los héroes de la batalla de Pontesampaio en el enfrentamiento contra las tropas de Napoleón, que trataban de recuperar Vigo y Pontevedra. Os Eidos también alberga una fosa común en la que fueron enterrados 42 represaliados de la Guerra Civil en el año 1936 a los que cada año se rinde homenaje por su entrega en defensa de la República.

El grupo municipal socialista denuncia el "notable estado de deterioro" que presenta el cementerio en la actualidad y advierten de que es "especialmente preocupante" la situación del muro que linda con la calle Hospital y el edificio anexo, "ya que se encuentra muy inclinado, teniendo al aire las juntas y donde faltan muchas de las piedras".

El concejal del PSOE Isaac Araújo destaca que su grupo llevará al próximo pleno una moción con puntos que incluyeron en sus pasados programas electorales de 2011 y 2015, "con el objetivo de que el gobierno municipal del PP se comprometa a conservar y poner en valor el cementerio de Os Eidos", explica Araújo. Entre las demandas destacan una actuación inmediata en los muros deteriorados; un mayor cuidado en materia preventiva por parte del servicio de jardines y limpieza del Concello; un registro de las medidas de las piedras de los muros del camposanto; tapar las tumbas vacías con un material respetuoso con el entorno; la renovación del firme; la mejora de la accesibilidad de la entrada principal debido a que existen barreras arquitectónicas que impiden el acceso a personas con diversidad funcional; la instalación de elementos que informen de la historia del cementerio; la restauración de las tallas en mal estado y la reposición de las que falten; una mejor iluminación; y por último, fomentar la permanencia de los restos en el interior del recinto.