-¿Qué perfil tiene el cliente actual del Parador?

-Aunque siempre han predominado los clientes con poder adquisitivo medio-alto, el perfil va cambiando, ya que cada vez hay más ofertas y opciones para todos los públicos. Los huéspedes, además, son ahora más jóvenes, entre 40 y 55 años, y acuden en familia. La estancia media durante el año es de dos días, pero en verano puede ampliarse hasta una o dos semanas.

-¿Qué porcentaje de extranjeros se alojan?

-Como en casi todos los paradores del norte del país, el porcentaje está en un 20%, excepto en casos puntuales como el de Santiago, donde se puede llegar al 40%. Sobre todo vienen portugueses, pero también acuden británicos, franceses, alemanes y americanos.

-La calidad de sus servicios ha atraído siempre a personalidades.

-Sobre todo en los primeros años, cuando vinieron múltiples autoridades: reyes, presidentes del Gobierno, jefes de Estado de otros países... Desde que estoy al frente se han alojado el rey Felipe VI, los participantes en la cumbre del año pasado o, también hace un año, el científico británico Stephen Hawking.

-¿Recuerda alguna anécdota?

-No hay muchas, pero en nuestro trabajo tenemos como máxima la discreción y no querría traicionarla.

-¿Es cierto que Felipe VI les sorprendió bajando a desayunar al comedor en su última visita?

-Durmió la noche anterior al Carmen. Teníamos todo preparado para subirlo a la habitación, pero decidió estar cerca de la gente. Fue un bonito gesto, una sorpresa para el resto de huéspedes, que no lo esperaban e incluso se hicieron fotos.