Apenas 24 horas duró la tregua entre la mayoría de los percebeiros y la Cofradía de Baiona. La cuerda volvió a tensarse durante la tarde de ayer, mientras las dos partes enfrentadas participaban paralelamente en sendas reuniones decisivas para el sector. Por un lado, los mariscadores a flote, convocados en el Xogo de Bolos de Baredo, rechazaban frontalmente las propuestas de la dirección de la agrupación para desbloquear el plan de extracción del percebe de 2017. Y, por el otro, la xunta xeral del pósito aprobaba en su sede prorrogar el de este año por imperativo legal, es decir, sin plan ninguno de los afectados podría trabajar a partir de enero. Lo hacía a la espera de continuar el diálogo para llegar a un acuerdo y modificar a posteriori el documento, pero el sector crítico renunciaba mientras tanto a continuar las negociaciones. "Se queren guerra, haberá guerra", repetían algunos de los opositores en su asamblea, durante la que se hizo fuerte la amenaza de moción de censura contra la patrona mayor, Susana González, "porque non respecta a maioría e defende só os seus intereses como percebeira a pé, e non os de todos".Según aseguran, "só falta un voto" de la xunta xeral para desbancarla.

Los mariscadores a flote habían sido convocados para responder a las propuestas de la mesa de negociación del miércoles para acercar posturas y consensuar el plan de explotación. Enseguida se negaron a aceptar el amarre de parte de la flota y el reparto de tripulantes entre las embarcaciones que queden en activo. Esta opción pretende reducir la sobreexplotación de la especie, retirando de la actividad a la veintena de contratados recientemente para cubrir las plazas y evitar la pérdida de licencias, tal y como ordenó la Xunta a principios de año. "Ninguén nos vai obrigar a amarrar os barcos porque son o noso medio de vida, nin tampouco a enrolar mariñeiros doutros barcos", respondían. También rechazaron la idea de faenar siempre por mar en caso de buen tiempo. Consideran que determinar cuándo son favorables o no las condiciones para trabajar es algo subjetivo, "que uns saen con maruxía porque se atreven e outros non".

No es el plan de explotación lo que les preocupa en realidad, sino la aplicación de la normativa que impide a los percebeiros a flote trabajar por tierra y viceversa. "O que queremos é traballar coma ata o de agora. Todos en todo", argumentan.

Lo que está en juego, advierten, es el sustento de "máis de cincuenta familias" y, para mantenerlo, exigen poder faenar en todas las zonas habilitadas. Recalcan que los barcos solo pueden salir con buen tiempo, "moi poucos días ao ano" y culpan a la Consellería do Mar del conflicto. "O problema vén desde que a Xunta nos obrigou a cubrir todas as prazas e enrolar máis mariñeiros. Ata entón, todos traballabamos sen problemas", subrayan.