Estaban acostumbrados a vivir al lado de la autopista. Pero la obra de ampliación que se ejecuta desde hace meses no solo les afecta por el ruido de las máquinas y el corte de viales que está sufriendo la parroquia; sus viviendas corren ahora el riesgo de quedar fuera de la ordenación urbanística, "hipotecadas de por vida" al entrar, acaso por centímetros, en zonas de servidumbre de la AP-9. Esto significa que no podrán realizar obras de mejora sin permisos de la concesionaria. Se enfrentarían a fuertes multas del Ministerio de Fomento, como ya les ha sucedido.

Es el caso del edificio de tres plantas situado en el Camiño de Cornide, 4. En el inmueble residen seis familias. La comunidad ya fue sancionada con 3.000 euros por modificar la planta superior "después de 36 años, el tiempo que hace que se construyó la autopista", señala uno de los propietarios, Rafael Baltasar. Por entonces el camino daba a una fuente y un pequeño embalse que regaba numerosas fincas. Hoy la "fonte de Cornide" está tapiada y el lavadero anexo acabará engullido bajo la autopista.

El problema, del que se hizo eco la Agrupación de Electores de Redondela (AER) esta semana, es que solo una parte de la parcela está afectada por las expropiaciones de la ampliación de la AP-9. Apenas el garaje que está en un lateral se ha reconocido como expropiable. "Los residentes en el edificio alegaron motivos de salud, contaminación acústica e incluso posibles daños estructurales como los que sufrieron en los años 70 ya que Audasa derribará un muro de hormigón próximo", indica AER. Sin embargo la petición de expropiación total "fue rechazada por el Ministerio al entender que la línea de servidumbre no toca la estructura habitable".

Baltasar recuerda que en el proyecto inicial de ampliación "no nos afectaba nada", pero alegaron por el impacto ambiental. En 2014 los planos se modificaron "y nos dicen que expropian la mitad del garaje". La línea de afección se establece en 8 metros y queda a centímetros. "Ahora del muro [de la autopista] al garaje hay 6,88, y a la casa 10,9". Se preguntan cómo es posible que no estén afectados si los carriles se amplían en 3,5 metros.

De hecho, justo al lado sí se ha expropiado una casa "y cuando la tiraron nos vibraba el edificio", señala María del Carmen Fernández, otra residente. Además la pantalla acústica que hacía ese inmueble ha desaparecido: todo el ruido de la autopista entra ahora por sus ventanas. "Estamos todos tomando pastillas para dormir", asegura.

Según denunciaron AER y la Asociación de Afectados por la Ampliación de la AP-9, "Audasa reconoció en la última reunión de la comisión de seguimiento de las obras que aún no tiene los estudios topográficos hechos, por lo que no se puede asegurar que esa línea de servidumbre quede fuera de la edificación principal del edificio". La concesionaria solo se compromete a expropiar la edificación "si sufre daños estructurales graves".

De mantenerse el inmueble, la línea de afección de ocho metros les impedirá mejorarlo. Situación semejante sufre otra vivienda en Camiño do Nisal, así como otras de Rande. En Chapela se expropiaron hasta ahora 7 casas y un edificio.