Las calles de Redondela amanecieron ayer tapizadas de mil colores. El esfuerzo de decenas de personas durante toda la noche llenaron de alegría el centro de la villa con vistosas las alfombras florales. Figuras geométricas, escenas religiosas, motivos florales, la bandera del municipio, el cartel de la Festa do Choco e incluso un homenaje a Cervantes en el cuarto centenario de su muerte fueron algunos de los artísticas formas de arte efímero que lucieron para honrar el paso de la procesión de la Virgen "A Gabacha" en el acto central del Corpus Christi. Esta fiesta conforma una de las principales citas culturales del municipio, al aunar de forma singular los rituales religiosos con los profanos. Declarada de Interés Turístico de Galicia desde 2001, el gobierno local iniciará este año los trámites para intentar la declaración de esta celebración como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.

La Danza de Espadas y las Penlas, uno de los actos más esperados, realizó tres representaciones durante su recorrido por las calles. Esta manifestación cultural representa el baile con el que los marineros de la localidad, según cuenta la leyenda, festejaron con sus espadas la derrota del temible dragón de la Coca. El origen de este baile, con las "penlas" y "burras" como elementos únicos, se remonta al siglo XVI, aunque algunos historiadores no descartan que pueda ser anterior.

Los actos religiosos comenzaron a las diez y media de la mañana con el traslado de la imagen de "A Gabacha" desde Vilavella a la iglesia de Santiago, donde a mediodía se celebró la misa mayor oficiada por el obispo de la Diócesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, y cantada por la Coral Polifónica Santiago Apóstol. Tras la eucaristía, la imagen de la Virgen salió a hombros de los costaleros y rodeada de fieles, seguida de las catorce cruces parroquiales y los niños de primera comunión.

El atrio de la iglesia fue escenario de la primera representación de la Danza de Espadas y Penlas, con apenas espacio para los movimientos, debido a la masiva presencia de público que abarrotaba la plaza.

La segunda representación se realizó en la plaza trasera de la Casa da Torre, tras recorrer la procesión las calles del casco viejo, encabezada por los mozos con sus espadas y bajo una lluvia de pétalos que arrojaban desde las ventanas y balcones. La comitiva continuó por la calle Alfonso XII hasta la plaza de la Constitución, donde actuaron por última vez tras realizar una ofrenda al Santísimo.