Las "penliñas" protagonizaron ayer el inicio de las fiestas del Corpus con el tradicional acto de relevo en el que se reconoce la labor de las niñas, así como de las "burras" que las portan, que hacen posible la conservación de este antiguo baile. Como novedad en esta edición las pequeñas lucieron como tocado unos lazos inspirados en los que llevaban a principios del siglo XX, aunque más pequeños para facilitar el movimiento, dándole al conjunto mayor dinamismo y vistosidad.

Las pequeñas bailarinas salientes Antía Bernárdez y Lía Carballo entregaron de manera simbólica sus gorros y alas blancas a Candela Martínez, Claudia Picón, Ainhoa Iglesias y Alexia Álvarez. En esta edición también se produjo el relevo de la "burra" Sonia Ferreira, que tras varios años realizando esta labor pasó el testigo a Tania Aguilera. Ferreira fue obsequiada con una figura de las penlas por su esfuerzo y dedicación durante tanto tiempo para mantener esta tradición. Tras estos actos las "penlas" realizaron una breve representación de la danza que arrancó los aplausos de los asistentes.

El inicio de las fiestas también incluyó un homenaje a Margot Araújo por su trabajo para recuperar los vestidos tradicionales de las "penlas" y las "burras", así como Fernando Puertas "Ley", antiguo maestro de la Danza de Espadas. Además se reconoció la labor altruista que durante años desarrollan las alfombristas Carmen Martínez Cespón, Leonor Vidal Fernández y Teresa Figueroa Portela.

La localidad se prepara hoy para disfrutar de su día grande, con la procesión del Corpus acompañada por la Danza de Espadas y Penlas, que balarán en tres puntos durante el recorrido por las calles del centro urbano. La primera exhibición será tras la misa mayor, en el atrio de la iglesia de Santiago. Luego recorrerán el casco antiguo hasta la plaza situada tras la Casa da Torre, donde realizarán la segunda parada, y desde ahí continuarán por la calle Alfonso XII hasta la Praza da Constitución en la que ofrecerán el último baile.

También este año la "coca" paseará por las calles acompañada por el "céntulo" y el "choqueiro", personajes ataviados como mayordomos -tal y como vestían en el siglo XIX-, con una corte de diablillos que antiguamente también salían en la procesión.