Suprimir la venta ambulante en el casco urbano y eliminar los malos olores procedentes del alcantarillado son dos de las demandas de los placeros de Mondariz que ven como, cada día, el lugar donde trabajan pierde vida, "no es normal que por la plaza del pueblo se paren coches a vender pescado o fruta cuando hay puestos aquí en los que se pueden comprar estos productos", asegura Lupe Carrera, al frente de una carnicería en la plaza de abastos.

Cada vez son menos los puestos abiertos y la actividad va decayendo, actualmente hay ocupados cinco de los nueve locales (tres carnicerías, una frutería y un zapatero) y en las bancadas centrales solo están ocupados dos puestos de pescado. "A pesar de que el comercio existente es profesional y se venden productos de primera calidad, la plaza no tiene un atractivo, la mitad de los puestos están vacíos por lo que deberían buscarse alternativas haciendo una oferta más amplia", explica Maite Isla, presidenta de la asociación de comerciantes Merca Mondariz, que pone como ejemplo la remodelación de la plaza de abastos de Tomiño, con el objetivo de "convertirla en el motor económico del comercio local, un lugar de visita, con más puestos y más variedad de productos".

En la última reforma se rehabilitó el tejado pero ahora son varios los arreglos que necesita. "Solo tenemos un baño, para hombres y mujeres, y sin acceso a minusválidos", señala el vendedor Yumble Colmenárez, además a pesar de que se pusieron cristales en los amplios ventanales y puertas, no se aisló correctamente "y entra mucho frío". De los olores del alcantarillado no sólo se quejan los placeros sino también los propios clientes, ayer uno de ellos aseguraba que "hay días que es insoportable y te quitan las ganas de entrar". Por otra parte, hay demandas que no requieren grandes esfuerzos como el hecho de la colocación de carteles de prohibido fumar o la entrada de animales, "pues no voy a ser yo quien le diga a mis clientes que no pueden pasar con el perro", asegura Mamen Santiso, que regenta el único establecimiento de venta de frutas y verduras, quien señala como otro problema "el poner los desagües delante de los puestos en vez de darle caída hacia el centro, donde están las bancadas, o el verdín generado en el suelo".

Admiten que tienen una plaza bonita y muy luminosa pero sin vida. Por ello, una de las propuestas en las que piensan para dinamizarla pasa por que se abriese, por ejemplo, una cafetería, que incluso pudiese instalar una terraza.

Sumado a las deficiencias estructurales, el declive también viene provocado por un público de edad avanzada. Aseguran que el perfil del cliente es una persona mayor, "necesitamos atraer a los jóvenes, hacerles ver que aquí se venden productos autóctonos y de calidad". Además, ese mismo perfil de cliente también se traduce en los placeros, pues los puestos que fueron cerrando era por jubilación de la persona que estaba al frente.