El 90 aniversario de la primera escuela de Reboreda reunió a algunos de sus exalumnos, como Francisco Puga, que a sus 62 años pasó su infancia en este centro. "Fueron años muy duros porque compaginábamos los trabajos en el campo con el colegio. Había días que me levantaba a las cinco de la madrugada para regar las fincas o atender los animales, pero los recuerdos son muy buenos. Había mucha unión entre todos los niños de la zona, todos nos conocíamos y jugábamos juntos, y eso es algo que ahora se ha perdido", lamenta.

Otro de sus compañeros, Jesús Soutullo, de 57 años, destaca lo estricta que era la educación en esos tiempos y lo masificada que estaba la escuela. "En algunos cursos eran más de cincuenta alumnos en el aula", y recuerda que al carecer de patio tenían que ir a jugar en el recreo a una finca al otro lado de la carretera.