"No tenemos ningún tipo de ayuda pública", asegura la presidenta de Bai.Senpulgas. Tan solo con las aportaciones de los socios -que abonan cuotas de 36 euros al año- y donativos solidarios, el colectivo ha manejado un presupuesto de 20.000 euros este ejercicio. "Hemos cubierto gastos veterinarios y también de alimentación. Podríamos haber ayudado a más animales pero no llegamos", relata Tatiana Álvarez.

Los recursos se quedan cortos pese a que la entidad ahorra gastos y gestiones a la Mancomunidade do Val Miñor, la que ostenta las competencias de retirada de animales abandonados en la comarca. El organismo rompió en 2012 el contrato con la empresa Cánidos Val Miñor, cuyo propietario se ha visto envuelto en un proceso judicial por maltrato animal al hallar el Seprona quince perros desnutridos y enfermos en su perrera de Vincios. Desde entonces, la Administración supramunicipal se adhirió al servicio de la Diputación, que traslada los animales a otra perrera en Meis. La labor de Bai.Senpulgas le ha evitado numerosas llamadas a Pontevedra para este fin.