La misteriosa instalación de un pequeño banco en la cima de un monte ha revolucionado desde hace un mes la parroquia redondelana de Cedeira. El recóndito mirador de la zona del "Campo da Rata", del que se disfruta unas de las mejores vistas de la ría de Vigo, se ha transformado en un lugar de peregrinaje al que acuden cada jornada decenas de personas para fotografiarse desde el asiento con el puente de Rande a sus pies. Pero aunque el lugar se ha convertido en poco tiempo en uno de los principales atractivos turísticos de la zona, hay quien se opone a la ubicación del banco en este privilegiado paraje. Quedó demostrado ayer por la mañana, cuando apareció tirado en las inmediaciones junto a unos arbustos.

El autor o los autores del destrozo lo hicieron con premeditación, puesto que sus patas aparecieron serradas. Pero poco les duró la "satisfacción" a los responsables de este acto de incivismo y vandalismo. La noticia corrió como la pólvora a través de las redes sociales y unas horas más tarde unos vecinos de la zona, armados con herramientas de carpintería, se desplazaron al lugar para proceder a su reparación y volvieron a colocar el asiento en el mismo punto.

El trasiego de visitantes continuó durante toda la tarde, incluso en muchos momentos la gran afluencia de gente obligó a esperar para hacerse la foto sentados desde el mirador. "Nos enteramos por unos amigos y por Facebook de que lo habían destrozado, pero quisimos venir a verlo igualmente. Al llegar nos sorprendimos porque estaba colocado y sin ningún desperfecto. No entiendo a quién le puede molestar que esté aquí, no hace ningún mal a nadie", indican Paula Millás, Rober Alonso e Iván Bernárdez

El lugar atrae a gente no sólo de Redondela y Vigo, sino de otros municipios más alejados. Como es el caso de Aarón Paredes y Beatriz Gándara, que acudieron desde Cangas. "Nos costó un poco llegar porque es complicado si no conoces la zona, pero merece la pena por las vistas tan impresionantes que tiene el mirador", afirman mientras se fotografían en el lugar.

Los redondelanos Rafa Cernadas y María González acudieron acompañados de su familia a conocer el banco, puesto que en el mirador ya habían estado varias veces antes. "Cuando éramos adolescentes veníamos de vez en cuando, es un lugar muy bonito que conocíamos los que vivimos en el entorno, aunque ahora con tanta gente que atrae el banco pierde un poco el encanto. Pero pese a todo me encanta venir para disfrutar de este increíble paisaje", señala María, mientras observa la aglomeración de visitantes en torno a la silla.