No figura entre las diez que Dios envió a Egipto ni pretende castigar a ningún faraón, pero lo cierto es que la plaga de la avispa asiática ya no tiene freno en la comarca miñorana. Su propagación reparte por docenas los nidos en zonas rurales y urbanas. No respeta ni los lugares sagrados. Tras la reciente retirada de un nido de un cementerio nigranense, la vespa velutina ha decidido encomendarse a Santa Cristina de A Ramallosa y se ha instalado en pleno jardín de la casa rectoral del barrio baionés de Sabarís. La presencia del avispero preocupa a los fieles y al propio párroco, Ignacio Domínguez. "Estoy rezando mucho para que lo quiten ya. Temo por los niños de la catequesis", confesaba ayer a este diario.

Una catequista lo localizaba el pasado domingo, tras las clases en las que participan una veintena de niños. El sacerdote comunicó su presencia al Concello de Baiona, donde lo derivaron a la Xunta. "Un vecino se encargó de realizar la gestión porque yo, a mis 80 años, ya no estoy para estas cosas", explica el cura.

Nadie sabe cuánto tiempo pueden llevar las avispas habitando en su creciente nido, que ya supera los sesenta centímetros de diámetro. Se encuentra suspendido aunos ocho metros de altura, en una rama de un cerezo ubicado en la floresta de la rectoral y al propio sacerdote se le escapó. "Yo camino por aquí varias veces al día pero mi vista ya no me da para tanto. De todas maneras, está muy escondido entre las hojas. Hay que fijarse mucho para verlo", indica.

La retirada estaba prevista esta semana, pero finalmente no pudo ser porque el equipo de la empresa pública Tragsa, que se encarga de estas tareas, se encontraba ocupado en otras zonas. Los operarios aplazaron la intervención hasta este martes y el párroco espera que esta vez sí acudan. "Claro que estamos preocupados. Por aquí pasa mucha gente. Tenemos tres misas diarias, a las diez menos cuarto de la mañana, a las once y a las ocho de la tarde", señala.

Las picaduras no resultan peligrosas para los humanos, según han reiterado en varias ocasiones fuentes de la Consellería de Medio Rural, aunque es cierto que varios miñoranos han sido atendidos en urgencias por este motivo, dado que pueden provocar fuertes hinchazones y dolores.

Mientras los vecinos tratan de escapar de los ataques de estos insectos procedentes de China que arrasan la población de abejas, la plaga causa discrepancias políticas entre los gobiernos de los ayuntamientos de la comarca.

Solo el de Gondomar le ha declarado la guerra y ha adquirido un equipo específico para retirar los avisperos en su territorio. Su alcalde, Paco Ferreira, propuso sin éxito a la Mancomunidade do Val Miñor, que preside en la actualidad, hacerse cargo del gasto y utilizar dichas herramientas en toda la comarca. Pero sus homólogos en Nigrán y Baiona prefieren dejar en manos de la Xunta la lucha porque consideran que es su competencia. El gobierno baionés rechazaba incluso la pasada semana en pleno una propuesta del BNG que exigía más medios para combatir la plaga a nivel local y autonómico.