Al ganado se le respeta en Galicia. Ha dado tanto de comer a tantas de familias a lo largo de la historia, que casi se le venera. Si alguien tenía alguna duda, pudo pasarse ayer por Peitieiros para comprobarlo. La emoción con que los vecinos recibieron al carro de bueyes que recorrió la parroquia gondomareña con motivo de la fiesta de San Miguel 33 años después de la última vez fue toda una lección. Para las industrias que hunden los precios de la leche, por ejemplo. O para aquellos que hacen gala del maltrato animal amparándose en costumbres a erradicar, como en Tordesillas.

Los bueyes de Peitieiros fueron ayer la antítesis del Toro de la Vega. Al vallisoletano "Rompesuelas" lo lancearon hasta la muerte hace trece días. A "Gallardo" y "Campano", nacidos en Ferrol y residentes en Coruxo (Vigo), los fotografiaron, jalearon y hasta aplaudieron ayer en Peitieiros, donde ya no quedan ejemplares para sacar en procesión como los de antaño. Y menos de 1.500 kilos como estos.

La comisión de fiestas decidió este año recuperar la tradicional comitiva. "Os bois percorrían o pobo coas doazóns dos veciños para a poxa de San Miguel ata hai 33 anos. En 1983 empezouse a facer o desfile cun tractor ata hoxe. Pensamos que sería bonito traelos de novo, desde Vigo porque aquí non hai, e cremos que gustou", explicaba el secretario, Carlos Misa.

El éxito de la iniciativa quedó patente en los rostros del público. A más de uno se le saltaron las lágrimas al ver el pausado tránsito del carro a lo largo de 1,5 kilómetros, desde el barrio de a Fonte hasta la iglesia, engalanado y cargado de jaulas con pollos, gallos, conejos y hasta codornices, así como lotes de cebollas, pimientos o castañas, entre otros productos del campo, que los lugareños donaron como ofrenda al patrón. Una vez en el atrio, la comitiva ganadera se unía a la procesión de San Miguel y la Virgen de los Milagros.

Ya por la tarde, los vecinos regresaban al torreiro para las llamativas "poxas", dirigidas por Carlos Riveiro. Una subasta de cientos de animales y hortalizas que se prolongó durante cuatro horas y recaudó 1.900 euros que se destinarán a las fiestas del año que viene. Las de este culminaban de madrugada con broche de oro: la orquesta Panorama.