Después de medio siglo en la capital hispalense y de once temporadas en sus filas, el Sevilla es el equipo de sus amores, seguido del Celta, "por supuesto". Pero no siempre ejerció su devoción futbolística por ese orden. El equipo olívico era el de su infancia y durante sus primeros años fuera de Panxón mantuvo su afición por el mismo. "Nos enfrentamos al Celta en cuatro o cinco ocasiones. Lo recuerdo perfectamente porque me daba mucho 'yuyu'. Era mi equipo y no lo podía remediar", apunta con nostalgia.

En la actualidad, apenas acude al Sánchez Pizjuán para animar a su club. Sigue más de cerca a la Unión Deportiva Bellavista, donde juega su nieto Javier, de 12 años -con el que posa en la imagen superior-. "Él niño marcha muy bien y al abuelo se le cae la baba viéndolo", confiesa con humor.