La convivencia entre los bañistas de la playa de Arealonga y el colectivo de mariscadores que trabaja la zona no atraviesa por sus mejores momentos. Los usuarios consideran que la explotación intensiva de la almeja y berberecho en la zona está causando un importante perjuicio a este arenal, el principal de la parroquia chapelana, cuya zona intermareal se encuentra llena de piedras y fango que atribuyen a las labores del marisqueo.
El colectivo de mariscadores, sin embargo, consideran que no causan ningún daño a la playa y rehuyen de cualquier polémica. "Nosotros no queremos tener problemas ni enfrentarnos a nadie, solo venimos a trabajar para ganarnos la vida y siempre con la autorización de la Xunta", apunta la presidenta de las mariscadoras de la Cofradía de Cesantes, Alicia Moreira. Reconoce que en alguna ocasión han recibido insultos. "No es agradable y lo pasamos mal, pero creemos que pueden convivir perfectamente la labor extractiva con el disfrute lúdico de la playa", indica.
Coches rayados
La tensión alcanzó esta semana su punto álgido al aparecer el pasado lunes varios vehículos de las mariscadoras rayados mientras desarrollaban su labor extractiva en la playa chapelana. Aunque se desconoce los motivos y la identidad de los autores de los daños, todo indica que los hechos estarían relacionados con el malestar existente entre los usuarios de la playa con estas trabajadoras del mar, ya que los coches se encontraban estacionados en las proximidades del arenal. La situación fue denunciada ante la Policía Local de Redondela, que investiga las causas del suceso.
Entre las cuestiones que alegan los bañistas para oponerse al marisqueo está la mala calidad de las aguas según las analíticas realizadas. En este sentido, consideran contradictorio que mientras la Consellería de Sanidade desaconseja el baño en esta zona, ya que los resultados de las muestras establecen una calidad insuficiente del agua, se permita extraer el marisco. "No se entiende que coloquen la bandera roja y nos recomienden no bañarnos por el mal estado del agua, pero al mismo tiempo vemos que hay decenas de personas cogiendo almejas casi a diario. Si el agua está contaminada debe ser para todos, por mucho que lleven después el marisco a la depuradora", afirma una de las usuarias de la playa, Rosa Virulegio.
Otra de las quejas es por el estado en que queda el arenal después de la labor de las mariscadoras, ya que durante la bajamar se remueve la arena, las algas y se levantan las piedras. "Hace años que queremos que se retiren las piedras y los responsables municipales dicen que no se pueden tocar que forman parte de la playa, pero sin embargo las mariscadoras sí pueden remover y excavar. Después queda todo lleno agujeros con la consecuencia de que los niños al bañarse se pueden lastimar", apunta Bea Losada, otras de las usuarias de esta playa.
El propio concejal de Medio Ambiente reconoce que la acción de los mariscadores puede ser uno de los factores que provocan que los análisis de las aguas no sean los más deseados, además de otras cuestiones relacionados por su ubicación, ya que se trata de una playa situada entre la desembocadura de dos ríos, con puertos deportivos en los extremos y, sobre todo, con la depuradora de Teis a escasos metros.
