Las calles Oriente y Esperanza de Ponteareas se transformaron un año más en vías de principios del siglo XX, con trajes de la época, oficios tradicionales y ganado gallego para rendir homenaje a una feria anual que suponía para la ciudad un gran incentivo económico donde los vecinos intercambiaban los excedentes de sus cosechas por aquellos productos que no podían producir.

Las noticias de la zona se daban a conocer también en el mercado al reencontrarse tras un año los vecinos de la comarca, "Ponteareas nació en el siglo XV cuando se le concedió la celebración de la feria ya que los vecinos de alrededores se acercaban aquí para sus compras", comenta Ilda, de la Centro de de Recuperación de Cultura Popular, "Ponteareas es comercial y el homenaje a esta feria es un homenaje a nuestro origen", añade.

Un total de 22 artesanos con carta de artesanía acreditativa pusieron a la venta sus productos ataviados con la vestimenta de la época y acompañados por aquellos que hicieron demostraciones en directo de los oficios tradicionales como pedreros, talladores de cristal, cesteros, costureros o artesanos de instrumentos musicales. Personajes cotidianos de la época animaron el ambiente con pequeñas representaciones espontáneas de situaciones de entonces como las mujeres que regateaban en la feria, o el Guardia Civil que cobraba a los vendedores.

Este año, por primera vez, la feria acogió una exhibición del tratado de lino a cargo de un grupo proveniente del ayuntamiento de Veiga, en Ourense, quienes decidieron plantar de nuevo lino para recuperar un cultivo prácticamente extinguido en Galicia.

Una pulpera y una bodega deleitaron a los asistentes con los sabores tradicionales y un camión de la época de los años 40, estuvo expuesto al público.

El ganado volvió a tener su espacio con la exhibición de los animales tradicionales gallegos con bueyes, vacas, burros, ovejas de raza gallega o cerdos celtas.

Así, Ponteareas cerró un año más su feria anual con dos actuaciones musicales por la noche.