El conflicto por la presencia de caballos salvajes en el entorno de las zonas residenciales y vías de comunicación no es una novedad en la comarca. Hace cinco años los comuneros de distintas parroquias de los municipios de Pazos y Fornelos decretaron la prohibición del pastoreo sin control por sus montes ante el malestar causado por los daños que provocaban los equinos en los cultivos de las fincas. La medida, sin embargo, no fue efectiva y obligaron a los comuneros a realizar hace los años batidas por los montes para tratar de capturarlos, por lo que sus dueños acabaron por retirarlos.