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LOURIÑA

Una porriñesa lleva 48 horas un trozo de hierro clavado en su cara sin darse cuenta

El pedazo de mallazo de obra le entró como una bala mientras usaba una desbrozadora

El trozo de mallazo de obra tras la extracción por los cirujanos del hospital Xeral de Vigo

Exactamente debajo de la mandíbula. Allí se alojó un trozo de mallazo de obra (el hierro que se usa para fortalecer las placas de cemento) que le entró con la velocidad de un balazo a la vecina de Mosende, Reina María González, de 44 años de edad.

La mujer estuvo con el pequeño hierro incrustado en su cuerpo más de 48 horas sin darse cuenta, hasta que una radiografía realizada en el Hospital del Meixoeiro lo localizó.

Los hechos ocurrieron el sábado de San Diego fiesta de Mosende (hace dos semanas). La mujer decidió limpiar con una desbrozadora las malas hierbas que rodean su casa en construcción sin usar la máscara protectora, según explica su marido José Fernández Presa.

Durante el trabajo vio como polvo, vegetales y pequeñas piedras salían disparadas e impactaban contra ella. En un momento lo que creyó que era una arena le dolió especialmente debajo de la mandíbula y tuvo que lavarse la sangre de la herida pero no le dio más importancia.

"Al día siguiente estuvo la familia comiendo como es tradicional en las fiestas e hizo vida normal e incluso fuimos a la fiesta", explica José.

Acude all trabajo

Además, el lunes acudió a su trabajo en la planta de Lonza, pero se sentía indispuesta por lo que la encargada le autorizó a irse a casa.

Una vez allí su marido le traslada al hospital del Meixoeiro, "porque estaba totalmente sin fuerzas".

Allí entró por urgencias y al realizarle una radiografía, el equipo médico asombrado comprobó el objeto cerca de la garganta.

Traslada al Hospital Xeral y tras un tac la operaron de urgencia y pudieron extraerle el huésped metálico. "No murió de misericordia, fue Dios" explica su marido.

Según su marido este hierro era mallazo de la obra, que estaba entre las malas hierbas "pero fue una imprudencia usar la desbrozadora sin protección", indica.

Afirma que la protección es incómoda, pero es necesaria "esto que le ha pasado a mi mujer le puede pasar a cualquiera, es necesario que la gente se conciencie y que piense que aunque la máscara es incómoda debe usarse porque salva vidas".

Las grapas de la herida y los puntos ya le fueron retirados ayer y Reina María se llevó para casa de recuerdo la metralla.

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