La angula del río Miño se cotiza en el mercado a un precio que oscila entre los 350 y 500 euros, cantidad que pagará el consumidor final. Están próximos los días en que se espera la mayor venta de este cotizado producto del Miño, que tiene carácter estacional y se produce los días 21, 22 y 23 de diciembre.

Los pescadores cobrarán a 230 euros el kilo de angula, en lugar de los 210 o 220 euros de media que percibieron por kilo en la primera luna. La subasta se realizó a media tarde de ayer en la lonja de A Guarda y Viveiros Benítez Fernández, S. L., de Goián, es quien subastó la pesca, sin saber todavía la cantidad, aunque si se toma la referencia de años pasado se deduce que a mediados de diciembre hay buenos resultados, tanto en cantidad como en calidad. Por acuerdo de viveristas y pescadores, se subasta la angula cinco días antes y cinco días después de luna nueva.

El pasado día 14 de diciembre comenzó la segunda luna de pesca que se prolongará hasta el 27 de diciembre. En la campaña de este año, unos 90 pescadores están en activo, según cálculos estimativos del presidente de la Asociación de Pescadores do Río Miño, Fernando Ferreira. Recuerda que está permitida la captura de angula todos los días de la semana, en cada luna, mientras que en el resto de especies ha de guardarse el paro dominical. Ferreira tenía previsto incorporarse al trabajo en el río ayer por la noche.

En el Miño, además de frío, hay días en que sólo entran 100 gramos de angula en la barca, como ocurría en noches pasadas, debido a que "las mareas son pequeñas y falta la fuerza del agua para que lleve consigo la angula río arriba", relata un pescador veterano.

La campaña no está siendo rentable para muchos de ellos, debido a los bajos precios. Se calcula que durante la primera luna se pudo capturar una media de tres kilos por barca. "Ganamos menos y trabajamos mucho", lamenta el pescador, poniendo como prueba de ello la disminución de presencia de barcos en el Miño, en relación a los que faenaban en años pasados.

En esta segunda campaña trabajan desde Amorín hasta la desembocadura, que es donde saben que hay "pesca segura".

Los Viveiros Benítez Fernández, S. L. , como ocurre en otros casos, tienen llenas de producto las bañeras. Se ha ido vendiendo, pero se espera que lleguen los días de mayor demanda. Otros años la clientela encargaba con previsión su pedido, pero en la actualidad lo hace de un día para otro. "Las pescaderías no quieren correr riesgos", se explica desde el vivero. Mantienen clientes fijos, pero en el sistema de pedido predomina la imprevisión, pues nadie quiere encargar mercancía sin seguridad de su venta.