Cinco consultas no parecen suficientes para los poco más de tres mil habitantes de Oia. Los profesionales del centro de salud se ven obligados a atender urgencias en un almacén del edificio por falta de espacio. Concretamente ayer, el almacén se utilizó en varias ocasiones a lo largo de la mañana para prestar servicio a varios pacientes que accedieron al ambulatorio con diversas crisis.

La situación se repite desde hace tres años con frecuencia, según fuentes del propio ambulatorio. El bajo que acoge los servicios sanitarios del municipio dispone de dos consultas médicas, dos de enfermería y una polivalente, libre únicamente los martes y miércoles para los casos urgentes. Los lunes y jueves es el servicio de pediatría el que la ocupa y los viernes, la matrona. Cualquiera de esos tres días de la semana puede producirse la situación de ayer, indican los profesionales.

Si llega un paciente que requiere un seguimiento sin camilla, su destino es el almacén. Una subida o bajada de tensión, un cólico, una cura de emergencia, entre otros casos que no precisan atención hospitalaria, acaban sentados junto a las cajas de medicamentos y utensilios mientras esperan que los tratamientos que les aplican hagan su efecto o que doctores y enfermeros controlen su evolución hasta que reciben el alta. De este modo, las consultas ordinarias pueden continuar y reducirse así los retrasos en la agenda diaria, explican desde el centro.

Aunque los profesionales de Oia aseguran que la atención entre estanterías es usual, el Servicio Galego de Saúde la reduce a "ocasional". Fuentes del departamento de la Xunta aseguran que se trata de una alternativa para evitar colapsar el resto de los servicios y ofrecer a los pacientes la "privacidad" que no tendrían si fuesen atendidos en la sala de espera, en medio de los demás usuarios.