Entre el 7 y el 9 de junio de 1808 labradores, pescadores, artesanos y las tropas encabezados por Morillo cortaron el puente sobre el río Verdugo y plantaron cara al mejor ejército de su tiempo. Fue una defensa numantina y terrible que ayer recordaron festivamente los vecinos de Pontesampaio.

Los mamelucos eran la caballería de elite del ejército francés en el arranque del siglo XIX. Cargaron hasta en tres ocasiones contra los gallegos en la batalla de Pontesampaio y otras tantas veces fueron repelidos por los bravos voluntarios, como recordaron ayer los participantes en la recreación de este episodio histórico.

El ejército napoleónico montó de mañana su campamento en A Xunqueira y a mediodía arrancaron las refriegas en Pontesampaio y Arcade. Éstas se realizaron en distintos puntos y buscaban animar a los asistentes a sumarse a la celebración. Tras el almuerzo de confraternidad, los grupos folclóricos y tropas desfilaron por la localidad.

Por primera vez se sumó a la cita la agrupación Húsares de Iberia, que acudió a la recreación con nueve caballos. A mayores, la fiesta contó con asociaciones procedentes del Bierzo, Madrid, Zaragoza y Ferrol.

Las Heroicas Alarmas de Pontesampaio ejercieron de anfitriones de la recreación, en la que tampoco faltaron las Alarmas de Vigo, Valga y Forzáns, en Ponte Caldelas.

Un año más, uno de los actos centrales de la jornada fue la ofrenda floral con la que los participantes recordaron a los caídos en la batalla de Pontesampaio.

Los niños que forman parte de la agrupación folclórica Veira do Río fueron los encargados de realizar la ofrenda floral dedicada a los que dieron su vida para cortar el avance del ejército francés.

Las actividades continuaron con una degustación de pulpo y un serán popular que tuvo lugar en el recinto de las fiestas.