"Huesi" está tranquila. La perrita sabe que al fin está en buenas manos, que los tiempos de vagabundear por las calles se han terminado y que en cuanto gane algo de peso podrá encontrar por fin el hogar que nunca tuvo. Su extrema delgadez llamó hace unos días la atención de dos de las jóvenes integrantes del colectivo animalista miñorano Baisenpulgas, una red informal de acogida que se ha propuesto la ardua tarea de rescatar animales abandonados o víctimas de maltrato. "Cada semana encontramos tres o cuatro perros en la calle, todos sin chip; la gente, si puede, evita ponérselo", explica Tatiana Álvarez, auxiliar de veterinaria y vicepresidenta del colectivo, que tramita ya convertirse en asociación.

Baisenpulgas, con cinco miembros estables y más de 20 voluntarios, nació en Whatsapp. El servicio de mensajería instantánea fue el medio que encontraron un reducido grupo de animalistas para aunar esfuerzos en una labor que algunos ya realizaban por su cuenta. Pronto llegó el grupo de Facebook (facebook.com/groups/bai.senpulgas) y su tarea altruista encontró el altavoz que precisaba.

"Nos urge encontrar voluntarios", apunta Sheila Santos, que se ha hecho cargo de "Huesi" de forma provisional hasta que puedan encontrarle una "familia" de adopción.

Buscan ayuda de todo tipo, dinero o pienso para los animales, hogares de acogida o voluntarios para sacar de paseo a los perros, pero el principal objetivo que persiguen es encontrar una finca donde crear un refugio. "Es complicado", reconoce Aliona Pereira, presidenta de Baisenpulgas, "porque hay que cumplir un montón de requisitos y nuestros medios son limitados".

Hoy han convocado una reunión, a las 12.00 horas, en el Casino de Sabarís. Allí esperan "informar" y captar nuevos voluntarios que aporten su granito. La meta es complicada, pero se acercan "pasito a pasito".