La fortuna lo acompañó y ahora prefiere no pensar en lo que pudo haber sucedido. Su único empeño ahora es concienciar sobre el peligro que suponen los cables-trampa en los montes. El joven de Nigrán que sufrió un accidente el pasado viernes en Morgadáns a causa de un cordón metálico cuando practicaba ciclismo de montaña insta a todos los aficionados al deporte por pistas forestales a denunciar estos obstáculos con el fin de evitar que se produzcan "desgracias" o que el asunto caiga en el olvido y se deje de perseguir "a los desalmados que los colocan". "A mí no me alcanzó el cuello por unos centímetros y porque frené a tiempo, pero en otra ocasión podría ocurrir algo grave", recalca.

Su nombre es Jose y salió al monte con sus compañeros de ruta habituales Quico, Álvaro, Álex y Kiko, un grupo de amigos de entre 32 y 34 años de la comarca miñorana. Decidieron desplazarse hasta el Monte Aloia y, al regreso, ocurrió el accidente. "Yo iba delante y a los demás les dio tiempo a frenar al verme. El cable me enganchó el pecho y me caí. Si llego a ir en la moto, me habría hecho mucho daño. A 30 o 40 kilómetros por hora, el siniestro habría sido grave", reflexiona.

Por suerte sufrió solo unos rasguños, pero mucha indignación. Por eso decidió denunciarlo ante la Guardia Civil de inmediato. "Estos cordones los ponen para hacer daño. No tiene sentido cortar el paso a un camino con un cable a 1,70 metros de altura, ni siquiera se coloca a esa distancia del suelo para cercar una propiedad", señala.

Por esa intencionalidad de causar heridas insiste en la necesidad de hacer pública la presencia de estos cables. "Yo mismo creía que eran leyendas urbanas cuando veía las denuncias a través de las redes sociales. Fui el primer sorprendido al encontrarlo", añade.