Aunque no lo parezca, en Oia hay tradición de surf. Su costa es, desde hace al menos dos décadas, punto de encuentro de surfistas vigueses con ansias de superación y en busca de nuevos retos, pero, salvo en estos círculos, su potencial está por descubrir. Para poner remedio a esto llegó hace dos años el Santa María Surf Club, con sede junto al puerto oiense, que ahora, con 16 socios, se ha propuesto cambiar las cosas.

José Mendiola, presidente del club, tiene claro el objetivo: "Queremos fomentar el surf en esa zona, creando incluso una escuela, e intentar abrir la práctica de este deporte a nuevas especialidades". Entre otras, apunta el paddle surf (con remo) o el towning surfing, que "consiste en dar alcance a grandes olas arrastrados por una moto de agua", explica.

A pesar de las "excelentes" condiciones para surfear que reúne el litoral que va entre Cabo Silleiro y A Guarda, la clave de su escaso predicamento entre los deportistas radica, según Mendiola, en la "exigencia" de su mar. "Son unas aguas no aptas para principiantes", señala el presidente del Santa María Surf Club, que advierte, por ejemplo, que las olas son "difíciles y no siempre rompen bien" y que en muchos lugares, además, el único acceso al agua es a través de zonas de roca.

Sin embargo, el "espectáculo" lo compensa todo, asegura José Mendiola. que no duda en calificar la costa de Oia como "la mejor de Pontevedra" para hacer surf. "Es el sitio más consistente, porque el oleaje está garantizado", señala. En este sentido se muestra crítico con la reciente elección de A Lanzada como sede del mundial de surf el pasado fin de semana, que se disputó sin apenas olas. "Aquí habría sido mucho más espectacular", afirma.

Profesionales de Francia y Portugal ya se han fijado en este pequeño municipio para hacer sus reportajes, añade el presidente del club de surf, quien afirma que en Oia se producen al menos tres olas que son una auténtica inyección de adrenalina para los surfistas experimentados.

El mar les pone frente a retos de "hasta seis metros de altura", aunque la prudencia aconseja no aventurarse. "Sobre tres metros es lo máximo a lo que nos enfrentamos", indica Mendiola.

Oia aspira así, gracias al trabajo del Santa María Surf Club, a convertirse en lugar de culto, en santuario de surfistas, en referencia gallega de un deporte que cada vez cobra más fuerza en Galicia.