El ferry tiene los días contados si los Estados de España y Portugal no asumen el dragado de su canal de navegación. Ahora solo puede navegar con pleamar. La supervivencia de este servicio de comunicación fluvial entre el muelle de A Pasaxe, en Camposancos (A Guarda) y el puerto de Caminha (Portugal) depende de un acuerdo que se espera adopten los Gobiernos de los dos países con competencias en este tramo internacional del río Miño.

El alcalde de A Guarda, José Manuel Domínguez Freitas, y el presidente de la Cámara Municipal de Caminha, Miguel Alves, informaron ayer, en rueda de prensa, sobre su decisión de acudir directamente a los Gobiernos de los dos países para que se hagan cargo de resolver este problema que estos dos municipios ribereños del Miño no pueden afrontar con sus propios medios, sobre todo al tratarse de tramo internacional.

"Somos conscientes de que estamos dando muy mal servicio. La crisis que atraviesa actualmente el ferry se nota en llamadas telefónicas que recibimos en el Concello para preguntar si hay o no viajes", puso como ejemplo Freitas, quien además resaltó que el ferry es un elemento fundamental en el Camino portugués por la costa, "que moriría si desaparece". Por esta circunstancia también se llamará a la puerta del Xacobeo, además de retomar la mesa que se creó tiempo atrás para abordar asuntos relativos a este medio de comunicación fluvial, contando con representación del máximo número de colectivos sociales, "para recabar su apoyo". En Caminha se hará igual. Alves manifestó que "si los Estados no nos dan respuesta sobre eso, el ferry tiene los días contados". Una prueba de ello es que no llegan a 50.000 los usuarios anuales, la mitad de los que había hace dos años. En diciembre se ingresaron 1.700 euros por venta de billetes.